MARIHUANA UNA HERRAMIENTA PARA EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

El mundo es extraño y sus habitantes son impredecibles. Pocas veces se encuentran consumidores de marihuana que acepten que Monsanto ha mutado la genética de las semillas para hacerlas más potentes en su contenido de THC y que está generando bancos de semillas de marihuana en aquellos países no productores como Argentina.

Es extraño que algunos indiquen que la marihuana cura el SIDA, cuando en realidad es un depresor del sistema inmunológico y permite el deterioro más rápido del afectado.

Es extraño que hayan informes pseudo científicos pagados por las fundaciones de George Soros para mostrar el cannabis como la cura para el cáncer, teniendo como prueba palmaria la muerte del cantante Bob Marley quien fallece por el rápido avance de un cáncer originado en una lastimadura del dedo gordo del pie y que como gran consumidor de marihuana debería haber sido curado por esta. En este sentido son muchas las voces que se levantan para exigir que el enfermo terminal de cáncer pueda tener acceso a la “hierba”, dado que esta parece enmascarar los síntomas y abrir el apetito.

¿Quien puede estar en contra de que un enfermo terminal consuma marihuana? ¿Quien puede estar en contra de que un enfermo terminal consuma morfina? Si la marihuana tuviera los mismos controles que los derivados de la heroína y se suministrase de la misma forma, nadie tendría problemas ni planteamientos. Es un tema médico que deberán solucionar los científicos. Pero de ahí a promover el consumo de marihuana entre los pibes hay una distancia enorme.

La marihuana no cura nada, sólo tapa los síntomas de algunas enfermedades porque primero adormece y luego deteriora espacios del cerebro, creando paranoicos, psicóticos y esquizofrénicos.

El objetivo de Soros es presentar, con excelente propaganda comunicacional, a la marihuana como una hierba inocua y medicinal. De lo que no se hace cargo es del deterioro que provoca en sus consumidores y sobre todo en los más chicos que pierden su vida escolar y su familia, para dar paso a una década de sufrimientos y pérdidas cuyo dolor no lo aplaca ninguna droga, solo necesitará mayor dosis para adormecer el dolor espiritual.

Aquí Soros, cipayo de la élite bancaria Rothschild, respaldando la marihuana en The Wall Street Journal.

Hoy los medios y sus defensores hablas de los primeros diez minutos de esta película, pero ninguno de ellos estará al lado del consumidor cuando termine visitando cárceles, hospitales y manicomios.

Claudio Izaguirre 

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