Pacientes en la espera,
silencios taciturnos,
se cuentan las lumbreras
sus ensueños nocturnos.
Amores de quimeras,
distantes lejanías,
deciden altaneras
compartir ambrosías,
y ante la multitud
que anhela contemplar
con asaz prontitud
este rito estelar
se miran frente a frente,
con un lenguaje mudo,
se tocan, se estremecen,
los dos astros desnudos,
se entregan lentamente
a un fuego exasperado,
se funden locamente
cual dos enamorados
y en una estación plácida
con mágico derroche
ante la tierra tácita
el día toma a la noche.
En un segundo eterno
de ausencia transitoria
la luna,cual ladierno,
arde con gran euforia.
Al cabo de un instante
la éfimera pasión
cohibida por embate
reencarna en ilusión
y los astros radiantes
después de aquella entrega
ante un millar de amantes
sus fulgores destellan.
Extenuada la tierra
que los ha visto amar
bajo el oscuro cielo
se tiende a reposar
y las lumbres (ya lejanas)
se avistan,
silencios taciturnos,
se cuentan las lumbreras
sus ensueños nocturnos.
Amores de quimeras,
distantes lejanías,
deciden altaneras
compartir ambrosías,
y ante la multitud
que anhela contemplar
con asaz prontitud
este rito estelar
se miran frente a frente,
con un lenguaje mudo,
se tocan, se estremecen,
los dos astros desnudos,
se entregan lentamente
a un fuego exasperado,
se funden locamente
cual dos enamorados
y en una estación plácida
con mágico derroche
ante la tierra tácita
el día toma a la noche.
En un segundo eterno
de ausencia transitoria
la luna,cual ladierno,
arde con gran euforia.
Al cabo de un instante
la éfimera pasión
cohibida por embate
reencarna en ilusión
y los astros radiantes
después de aquella entrega
ante un millar de amantes
sus fulgores destellan.
Extenuada la tierra
que los ha visto amar
bajo el oscuro cielo
se tiende a reposar
y las lumbres (ya lejanas)
se avistan,
ante la multitud
de sus vistas.
