LA BEBI SIENDO DIA

Avatar de guillermo rasta


El sol orbitante 
se paró un momento;
la luna disdante
separó los océanos.

La Tierra bramante
se quedó entre los cielos,
y una luz fulgurante
nos bajó a los infiernos.

La batalla triunfante
se libró de los sueños,
y una utópica amante
pereció por lo bello.

Un mensaje recibo
de los ángeles sello;
señal que estoy vivo
en botella de negro.

Si después de la vida 
la muerte yo bebo,
la bebí siendo día,
y en su noche me duermo.

Que me abrasen los fuegos
del infierno final;
que me corten las alas, y luego,
que vomiten su mar.

Que me rompan los huesos,
que me quede sin sal;
que echen mi sangre a los perros,
y que dejen el odio de aullar.

Que el ruido se pare,
que el silencio me llegue a alcanzar,
y si no tengo padre,
no lo tuvo un Adán.

Se quedaron los cielos dormidos,
y la vida rezagó su pasar;
un camino pasó bendecido,
caminante al santo lugar.

Y al oblicuo rayo lacustre
lo vistieron de fallo real,
y dejaron por trueno el embuste
del efebo que llega letal.

Se vistieron los santos de blanco,
con un blanco de santificar;
los sin manga lo eran por mancos,
los sin piernas lo eran podar,
y todos lo eran por flancos,
en su carne no había carnal.

Despierten los cielos
después de soñar.
Si yo era más viejo que ellos,
mientras ellos soñaban,
lo mío fue andar;
y es por eso que ahora me muero,
en viaje hacia un cielo
y poderlo soñar. 

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