YA NADA QUEDA


Se han fugado del manto

de las lágrimas,
lunares negros en el viento;
gotas sin aire de amor
inundan mis ojos
agujerados de las espinas del mutismo.
Tú, sin mí…
Yo,
Yo, sin ti.





Nadie…¡Nada!

¡Cuánto duele la noche cuando ha parido lágrimas!
Una escarcha que desviste sueños te va atosigando, 
y derriba esperanzas.
Quedan esqueletos de besos mutilados sin mañanas.
Y caricias que se desbarrancan por la piel sin una queja… 
¡No son válidas!

Mascaradas de un amor.
Ternura que un día fue y ahora es simulacro.
Nada es lo mismo.

Quedan despojos que incinerar, 
arrojando sus cenizas al fondo sombrío del torrente,
que impiadoso brota de la médula profunda, donde todo punza. 
¡Hay espinas sin rosas!
Nada queda. 


Dolor de la noche que llora con la luna que se asoma.
Destierro de pasión agotada.
Nadie lo percibe. 
Solo las sombras.
Nadie...¡Nada!

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