DRAGON NEGRO




Soy aquella criatura que reina en la umbría
de pantanos brumosos y hediondos cenagales.
Ante mí, temerosos, se postran los mortales,
pues mi alma es tan oscura, que hace temblar el día.

No ha nacido un valiente que tenga la osadía
de enfrentarse al aliento, con el que desintegro
hasta los pensamientos, pues siendo un dragón negro,
¡Soy el heraldo rugiente de la eterna agonía!.

Llegando a la batalla, toda caballería;
si soy yo, su oponente, se siente en el infierno.
Mi presencia le acalla cualquier algarabía.

Cuando ataco de frente, le embisto con los cuernos.
Así la lucha estalla, y huyen con cobardía,
de aquel ser inclemente, salido del averno.

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