INSTRUCCIONES PARA COCINAR CARNE HUMANA




Sangría: Coloque un recipiente abierto grande debajo de la cabeza del animal. Con un cuchillo largo y plano comience en una esquina de la quijada y haga un corte de "oído-a-oído" a través del cuello y la laringe hacia el lado opuesto. Esto separará las arterias carótidas internas y externas y los vasos sanguíneos principales que llevan sangre del corazón a la cabeza, la cara, y el cerebro. Si el animal no está todavía muerto, esto lo matará rápidamente, y permitirá que la sangre drene en cualquier caso. Después del chorro inicial de sangre luego éste ha de ser controlable y se dirigirá hacia un receptáculo. El drenaje puede ser asistido dando masajes a las extremidades de forma centrífuga, comprimiendo y lanzando, "bombeando" el estómago. Un espécimen maduro contendrá casi seis litros de sangre. No hay uso para este líquido, a menos que una fuente esté esperando para utilizarlo inmediatamente para propósitos rituales. Provoca el vómito en la mayoría de la gente si es bebida, y debemos mencionar que debido a la posibilidad del SIDA es recomendable que por motivos de seguridad toda la sangre se debe considerar contaminada. No se sabe si la carne de un ser humano VIH-positivo es peligrosa incluso si está cocinada, pero éste es otro factor a considerar al elegir a un espécimen.
Decapitación: Cuando la sangría disminuye, puede iniciarse la preparación para la decapitación. Continúe con un corte de la garganta alrededor del cuello, de la mandíbula a la parte posterior del cráneo. Una vez que el músculo y el ligamento se hayan rebanado, la cabeza puede ser retirada limpiamente agarrándola de cualquier lado y retorciéndola, separación que tiene lugar donde la médula espinal se encuentra con el cráneo. Esto nos servirá para fijarnos en el método que se utilizará para dividir otras articulaciones, en las que la carne se deberá cortar primero con un cuchillo, y el hueso expuesto entonces será separado con una sierra. El mérito de conservar el cráneo como trofeo es discutibles por dos razones principales. Primero, un cráneo humano puede hacer sospechoso al nuevo dueño. En segundo lugar, la limpieza cuidadosa es difícil debido a la gran masa cerebral, trabajosa de retirar sin abrir el cráneo. El cerebro no es buen alimento. Quitar la lengua y los ojos, pelar la cabeza, y colocarla a la intemperie en una jaula del alambre puede ser eficaz. La jaula permite que los limpiadores pequeños tales como hormigas y gusanos limpien la carne de los huesos, mientras que la previene de limpiadores más grandes, tales como perros o niños. Después de un período de tiempo suficiente, puede recuperar el cráneo y hervirlo en una solución diluida de lejía para esterilizarla y terminar con cualquier tejido fino restante.

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