TUS LATIDOS,TUS OJOS,TU SANGRE



Es eso, tus latidos de oscura penitencia cuando me acerco,
cuando veo tus labios, cuando los rezo,
cuando miro tus manos repletas de venas de dientes silentes,
de cuerpos de seres que amaste y que fueron sirvientes,
dolientes deseos como aquel que es mío que se escapa de tus sienes,


q
ue te observa,
que nubla tu vista para que me veas,
para que tu sangre se agite al verme,
al pasar por mi lado, al tenerme,
al ver tus ojos que se apagan y se encienden al conocerme,
al visitar mazmorras de plumas blancas y adosadas,
pegadas a las prendas de las noches en las cuales sales de fiesta,
cuando veo tu cuerpo que se ciñe a mi costado,
a esa sombra que reposa, que se estira, que me acuesta,
que pone en mi almohada su figura y se yergue al tocar mi dentellada,
y es así como llegas, en silencio, adormecida por tanta sangre, 
adormilada,
visitada y escondida, repleta de ruidos en silencio,
ciudades apagadas, 
silenciadas por tus manos y tus ojos,
por tus rojos mensajes de ultratumba, una tumbra que izas cual bandera,
cual designio firmado por la estrella,
rugiendo en las galaxias, refrendada, hasta que la muerte te mira,
te sonríe, y pasa de largo, elegante pero firme, mirando de reojo tus ojos,
sorprendidos al verla alejarse,
sonriéndote desnuda,
amable, sonriente, complaciente y tal vez un poco hiriente,
porque ella nunca, 
pero nunca miente.


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