Una sociedad de ruidos violentos
dominan y trastornan sus mentes.
Los oídos nerviosos expresan
toda la droga en sus cabezas.
Sollozos oscuros se funden
entre la niebla, un cuerpo
frenético se hunde y se quema
mientras danza en su miseria.
El corazón exaltado galopa
veloz y letalmente entre
costilla y costilla lo
siente entre los dientes.
Sublimes susurros le tocan
el alma cual si fuera esta
una antigua arpa, despojada
del ser y resonante en la senda
de la doña desesperante
justo cuando la carne
huye de los huesos.
Un nombre, mil nombre,
hombre y mujer entre lazados
torbellinos que se estrellan
brutalmente en medio de su frente
cuando la luz se hace débil
y un rostro se desvanece tras
cortinas de polvos grises.
Las palabras del ayer acumuladas,
engangrenadas en la garganta
rastro de amargos tragos,
duros venenos de antaño que
brotan cuando la piel
se ha rajado y el denso y agitado
andar a cesado, cuando
respirar ya no duele tanto.
dominan y trastornan sus mentes.
Los oídos nerviosos expresan
toda la droga en sus cabezas.
Sollozos oscuros se funden
entre la niebla, un cuerpo
frenético se hunde y se quema
mientras danza en su miseria.
El corazón exaltado galopa
veloz y letalmente entre
costilla y costilla lo
siente entre los dientes.
Sublimes susurros le tocan
el alma cual si fuera esta
una antigua arpa, despojada
del ser y resonante en la senda
de la doña desesperante
justo cuando la carne
huye de los huesos.
Un nombre, mil nombre,
hombre y mujer entre lazados
torbellinos que se estrellan
brutalmente en medio de su frente
cuando la luz se hace débil
y un rostro se desvanece tras
cortinas de polvos grises.
Las palabras del ayer acumuladas,
engangrenadas en la garganta
rastro de amargos tragos,
duros venenos de antaño que
brotan cuando la piel
se ha rajado y el denso y agitado
andar a cesado, cuando
respirar ya no duele tanto.