CAMBALACHE

Eduardo Alcides Pennazio

Que el mundo fue y será una porquería 
ya lo sé... 
(¡En el quinientos seis 
y en el dos mil también!). 
Que siempre ha habido chorros, 
maquiavelos y estafaos, 
contentos y amargaos, 
valores y dublé... 
Pero que el siglo veinte 
es un despliegue 
de maldá insolente, 
ya no hay quien lo niegue. 
Vivimos revolcaos 
en un merengue 
y en un mismo lodo 
todos manoseaos... 

¡Hoy resulta que es lo mismo 
ser derecho que traidor!... 
¡Ignorante, sabio o chorro, 
generoso o estafador! 
¡Todo es igual! 
¡Nada es mejor! 
¡Lo mismo un burro 
que un gran profesor! 
No hay aplazaos 
ni escalafón, 
los inmorales 
nos han igualao. 
Si uno vive en la impostura 
y otro roba en su ambición, 
¡da lo mismo que sea cura, 
colchonero, rey de bastos, 
caradura o polizón!... 

¡Qué falta de respeto, qué atropello 
a la razón! 
¡Cualquiera es un señor! 
¡Cualquiera es un ladrón! 
Mezclao con Stavisky va Don Bosco 
y "La Mignón", 
Don Chicho y Napoleón, 
Carnera y San Martín... 
Igual que en la vidriera irrespetuosa 
de los cambalaches 
se ha mezclao la vida, 
y herida por un sable sin remaches 
ves llorar la Biblia 
contra un calefón... 

¡Siglo veinte, cambalache 
problemático y febril!... 
El que no llora no mama 
y el que no afana es un gil! 
¡Dale nomás! 
¡Dale que va! 
¡Que allá en el horno 
nos vamo a encontrar! 
¡No pienses más, 
sentate a un lao, 
que a nadie importa 
si naciste honrao! 
Es lo mismo el que labura 
noche y día como un buey, 
que el que vive de los otros, 
que el que mata, que el que cura 
o está fuera de la ley...

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