El grupo, que incluye varios premios Nobel, denuncia en una carta enviada al ente
supranacional el posible doble uso, civil y militar, de los experimentos que se están
desarrollando en el Centro Médico Erasmus, en Róterdam.
Se estima como "pequeña, pero finita" la probabilidad de que se produzca "un
accidente de laboratorio que llevaría a la propagación mundial de un virus mutado si
hay fuga". Sin embargo, dicen los autores citados por el periódico 'The
Independent', "el impacto de esta propagación mundial podría ser catastrófico".
Los polémicos experimentos tienen que ver con el bien conocido virus de la gripe
aviar H5N1, pero en este caso particular se trata de unas modificaciones
intencionadas, sostienen los científicos que se han dirigido a la Comisión. Su objetivo
es hacerse con unas cepas nuevas, capaces de pasar de un ave a un mamífero y del
mamífero al ser humano tan fácilmente como lo hace una infección gripal común.
Para obtenerlas, el microbiólogo Ron Fouchier y su equipo infectaron en repetidas
ocasiones a centenares de hurones de laboratorio. Ahora están a punto de hacer
públicos los resultados: varios fenotipos artificiales del virus resistentes a la
inmunidad creada a raíz de un contagio previo.
A pesar de que las autoridades neerlandesas habían avisado a Fouchier de que sus
experimentos necesitan una licencia de exportación antes de ser publicados en una
revista extranjera, este encontró un protector en la persona del presidente de la
Sociedad Europea de Virología, Giorgio Palu, quien pidió a la Comisión Europea una
intercesión para que el laboratorio de Róterdam pudiera continuar con sus trabajos y
sus publicaciones.
Esta fue la razón de que los 56 científicos interfirieran en el asunto. En su opinión, la
prestigiosa sociedad de virología mintió sobre el carácter de los experimentos. La idea
no era "reproducir lo que existía en la naturaleza", sino crear nuevas infecciones
víricas con posible potencial de provocar pandemias, recordaron los autores de la
carta.
La misiva de alerta no descarta que las probetas del Centro Médico Erasmus
presenten interés para los militares en términos de guerra biológica. Además, en algún
momento los terroristas podrían utilizar su contenido o la información de cómo
conseguirlo una vez publicada. Los firmantes de la carta ni siquiera consideran
necesaria la realización de estas peligrosas investigaciones.