Casi tres años después de la catástrofe, las obras de limpieza de la zona contaminada
en Fukushima no cumplen con el cronograma oficial, debido tanto a la falta de la
supervisión, como a la escasez de trabajadores.
Tras varios escándalos, causados por la revelación de que la mafia yakuza suministra
indigentes para trabajar limpiando la planta nuclear de Fukushima, en Japón, la
agencia Reuters llevó a cabo una investigación especial sobre la cuestión. Reveló los
esquemas opacos de la manera en que se organiza el trabajo de limpieza de la
contaminación radiactiva.
Un número elevado de empresas, desde grandes hastaa subcontratistas menores
involucrados en el proceso de descontaminación, pagado con los impuestos de los
ciudadanos nipones, es precisamente lo que impide monitorear el proceso de
financiamiento. La abundancia de diferentes contratos y subcontratos para realizar
cada obra llevan a que en muchos casos las empresas mayores se abstienen de
participar en estas obras.
Se desconoce el número total de las empresas involucradas, pero en las 10 ciudades
más contaminadas en el norte de Japón, Reuters halló 733 compñías que realizan
trabajos para el Ministerio de Medio Ambiente. Entre estos, 56 subcontratistas, que
realizan obras por un valor total de 2,5 mil millones de dólares, en realidad deberían de
ser excluidas de las obras públicas, por no haber sido controladas por el Ministerio de
la Construcción.
Otras cinco empresas ni siquiera habían sido identificadas, ya que no son registradas
por el Ministerio, no tienen números de teléfono, ni páginas web propias. De la misma
manera, se desconoce la información básica sobre sus propietarios. Cabe mencionar
que las redes ilegales de intermediarios y los mafiosos también están presentes.
Contratar a vagabundos por el salario mínimo es la manera como estos
subcontratistas a menudo encuentran a los trabajadores, para limpiar la zona
contaminada radiactiva de Fukushima. Sin embargo, incluso esta cantidad de dinero
no siempre se paga por completo.
En algunos casos destacados por Reuters, ni siquiera la tercera parte del dinero que el
gobierno japonés manda para realizar las obras de descontaminación, llega a los
propios obreros. Los subcontratistas se quedan con la mayor parte de este dinero,
pagando a los obreros vagabundos la nómina de 6 dólares por hora, mientras el
salario mínimo oficial garantizado por el gobierno para trabajar en Fukushima es de 6,5
dólares.
Por si fuera poco, en muchos casos los trabajadores acaban debiendo el dinero a sus
empleadores: de su salario se les quita automáticamente el pago por el alojamiento, la
comida, lavandería, etc.
En el mismo tiempo el mayor problema sigue siendo la falta de los obreros. Según el
operador de la planta atómica Daiichi en Fukushima, Electric Power Co (Tepco), el
desmantelamiento de esta planta requiere por lo menos 12.000 obreros, mientras por
ahora son tan solo 8.000.
Es la predominancia de las ofertas de trabajo sobre las solicitudes que permite a las
empresas contratar inpunemente a vagabundos y desempleados. Ante todo es la
consecuencia de los dos mayores problemas laborales nipones: las regulaciones del
mercado laboral muy estrictas y la escasez de la gente que se encuentra en la edad
laboral, debido al envejecimiento de la población.