Un beso en la boca de la botella
es la dulce entrada a la amargura.
Al respirar un extraño aroma
me comienzo a trastornar.
La vergüenza se pierde entre los
tragos y el valor se confunde.
Poco a poco mi mente
busca una tranquilidad.
Mis manos no controlan mi pulso
y un nuevo trago acaricia mi garganta.
Se siente el calor dentro de mi ser
y los ojos se quedan estáticos
Parece que el tiempo se
detiene a reposar.
El ambiente se convierte
en un viejo escenario y una falsa
función se empieza a recordar.
El huésped inesperado llega
sin llamar la atención.
La conversación con mi conciencia
se vuelve algo tensa e incómoda
Mi cuerpo empieza a perder el equilibrio
y mis pies ya no me obedecen.
Mi corazón late más rápido
Un nuevo beso en la boca de
la botella hacen realidad los mitos del
vicio de tomar.
Ya es tarde y ahora el licor se añeja en
mi interior, mi respiración se vuelve algo
difícil y mi mirada se apago.
Ahora mi cuerpo descansa sobre el suelo
la botella está tirada a un lado y de su
interior sale el extraño aroma que entra en
mi sueño y todo empieza a girar.
Es un remolino de miedos
y este vicio se vuelve
a burlar de mi.
Mi experiencia comete los mismos
errores teniendo toda la razón de
querer olvidar el sabor amargo de
la vida.
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