UNA MUÑECA DIABÓLICA ATERRORIZO A MENDOZA (ARGENTINA)

Una mujer de 75 años de Villa San Carlos, en Mendoza, encontró en un basural 

una muñeca rubia, indefensa, con cara angelical y una cicatriz que parecía casi un 

estigma. Tras estas características, la anciana decidió llevarse el juguete a su casa. 

Pero jamás se imaginó que todo se volvería una verdadera pesadilla.


De acuerdo con lo informa el relato citado por el diario Los Andes de María Elena 

Coronel -una periodista local, y vecina de la señora-, cuando llegaron a su casa y 

lavaron a la muñeca diabólica y la pusieron al sol para que se secara fue cuando habló 

por primera vez. “Te quiero mamá”, dijo ante la sorpresa de su nueva dueña, que 

pensó que debía tratarse de las frases programadas que suelen traer esos juguetes. 


Después de varios días, comenzaron los primeros indicios de que había algo raro. 

La muñeca diabólica anunció que se llamaba Sandrita, Paola y Fiorella. Tres nombres

 que, según los especialistas, son una señal diabólica. 


Dicen que el juguete fue comprado en Chile por un señor de la zona para sus nietas. 

Un accidente doméstico terminó por tajearle el rostro. Las tres estaban programadas

 para contestar veinte preguntas básicas. 


Un día, la muñeca diabólica, le dijo a la mujer: “Vámonos a vivir solas, mamá”. Pero 

horas después de coserle un vestido y ponérselo, al día siguiente, el ¿juguete? dijo: 

“Este vestido no me gusta”. Pero esta vez con voz más distorsionada y ronca. 


Con el tiempo, la mujer empezó a entablar una relación obsesiva con la muñeca 

diabólica. La llevaba, como si se tratara de su bebé, a hacer las compras o trámites. 

Según cuenta la periodista que cuando el esposo, un albañil de San Carlos, le 

aconsejó deshacerse del juguete porque tenía a toda la familia con miedo, la muñeca 

diabólica le retrucó: “VOS CALLATE”. Y, después, cuando una hija le repitió el consejo

 le dijo: “Sos una mala madre”. 


Llegó el día en que la muñeca diabólica anunció que les iba a cantar y, aunque 

probaron mil veces apagar el botón que tenía en su cuerpo, el juguete cantó casi una 

hora seguida. Ahí mismo comenzaron a sentirse olores nauseabundos y a perderse 

algunas cosas en la casa. 


La hija fue la que le aconsejó a la mujer que fuera a consultar a un cura. Así, llegó hasta

 la parroquia de San Juan Bosco, en Eugenio Bustos. “Éstas no son buenas cosas”,

 dicen que sentenció el sacerdote, y le dio agua bendita para que le pusiera a 

la muñeca diabólica y lo devolviera al sitio donde lo había encontrado. 


Tras el ritual religioso la voz de la muñeca diabólica no se volvió a escuchar. El 

matrimonio decidió ir hasta La Salada para enterrarla. Pero no fue tan fácil. En el 

camino se rompieron los frenos y hasta tuvieron que enfrentar una tormenta de viento 

y tierra. 


Sandrita, Paola y Fiorella, como decía llamarse, fue enterrada. Pero la calma duró poco.

 Unos chicos que escucharon la historia que tuvo revuelo en los medios locales, 

fueron a buscarla y la desenterraron. Inmediatamente la expusieron en la plaza y el 

terror volvió a atormentar a los vecinos. 


El miedo, al menos eso dicen, duró hasta que una mujer muy creyente de la villa 

sancarlina cumplió el cometido. “No es en estas cosas en las que hay que creer, sino

 en Dios”, exclamó. Se llevó a la muñeca diabólica al fondo de su casa y la redujo a 

cenizas. 


Hasta el momento todo está tranquilo, pero los vecinos esperan y hasta creen que 

la muñeca diabólica va a volver en cualquier momento. Al menos, cuando se entere de 

que la mujer que la adoptó y luego la abandonó la “extraña mucho”. 

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