LOS AMIGOS VOLADORES DE LOS INDIOS HOPI
Los indios hopi, en Arizona, afirman que sus antepasados fueron visitados por seres que se desplazaban en escudos volantes y dominaban el arte de cortar y transportar enormes bloques de piedra, así como de construir túneles e instalaciones subterráneas.
EL MENSAJE DEL LABERINTO
La senda del conocimiento puede conducir a la sabiduría o a la perdición del buscador, y este es el riesgo inherente a toda aventura humana desde el momento mismo en que vislumbramos la posibilidad de acceder a la inteligencia.
A ello alude por ejemplo la leyenda de Teseo y Ariadna, escenificada en el laberinto de Dédalo, en Cnossos, en la isla de Creta. El esquema de dicho laberinto —dibujo ancestral que se repite en diseños parecidos en diversas culturas de la antigüedad— tal y como aparece grabado en monedas cretenses antiguas, es idéntico a otro que aparece en una cruz rúnica danesa, y a otro que simboliza a la «madre Tierra» entre los indios hopi americanos. La identidad de dichos esquemas, que forman parte del simbolismo inherente a culturas tan dispares como estas tres, es realmente asombrosa y sigue constituyendo un enigma a la par que un reto para el investigador.
ESCUDOS VOLADORES
Igualmente asombroso es el hecho de que el esquema de la mitología mediterránea aparezca idéntico precisamente entre los indios hopi. Pues la tradición de dicho indios —viva hoy en día— une el origen de su pueblo al contacto con unos seres de forma humana que disponían de aparatos voladores en forma de escudos. Los textos clásicos latinos, por su parte así como también los Annales Laurissenses que daban cuenta de las campañas de Carlomagno, refieren diversos avistamientos de escudos voladores. Las tradiciones de los indios hopi, exactamente igual. Detengámonos pues un momento en estas tradiciones.
Los indios hopi viven hoy en una reserva en el estado norteamericano de Arizona, y su poblado principal es Oreibi, el más antiguo lugar ininterrumpidamente habitado de Norteamérica. Josef F. Blumrich, el ingeniero de la NASA que reconstruyó el esquema de la nave que vió y describió en los textos bíblicos el profeta Ezequiel, y con quien tuve ocasión ámplia de intercambiar informaciones en sendos congresos de la Ancient Astronaut Society celebrados en Crikvenica (Croacia) y en Munich, vive en Laguna Beach, en California, no lejos de la reserva de los hopi. Desde el año 1971 mantiene una agradable amistad con el anciano indio White Bear, el cual le ha venido narrando pacientemente a Blumrich los recuerdos ancestrales de su pueblo, que forman parte de su actual tradición viva. El ingeniero Blumrich dispone hoy así de casi cincuenta horas de cintas grabadas con narraciones y explicaciones adicionales. Voy a resumir aquí los puntos que nos interesan de estas grabaciones.
KASSKARA Y LOS SIETE MUNDOS
De acuerdo con la tradición hopi, la historia de la Humanidad está dividida en períodos que ellos denominan «mundos», los cuales están separados entre sí por terribles catástrofes naturales: el primer mundo sucumbió por el fuego, el segundo por el hielo y el tercero por el agua. Actualmente vivimos en el cuarto mundo. Y en total, la Humanidad deberá recorrer siete.
No siendo comprobables históricamente los dos primeros mundos, la memoria tribal de los hopi se remonta a la época del tercer mundo, cuyo nombre era Kasskara. Este era el nombre, en realidad, de un inmenso continente situado en el actual emplazamiento del océano Pacífico. Pero Kasskara no era la única tierra habitada. Existía también el «país del Este». Y los habitantes de este país tenían el mismo origen que los de Kasskara.
LOS KATCHINAS LLEGARON POR EL AIRE
Los habitantes de este otro país comenzaron a expanderse y a conquistar nuevas tierras, atacando Kasskara ante la oposición de ésta a dejarse dominar. Lo hicieron con armas potentísimas (y uno piensa inmediatamente en las armas devastadoras descritas en las antiguas epopeyas hindúes, así como en la deflagración atómica de Sodoma y Gomorra), imposibles de describir.
Tan sólo los elegidos, los seleccionados para ser salvados y sobrevivir en el mundo siguiente fueron reunidos bajo el «escudo». Los proyectiles enemigos reventaban en el aire, de modo que los elegidos colocados bajo el «escudo» quedaban indemnes. Repentinamente, el «país del Este» desapareció por alguna causa desconocida bajo las aguas del océano, y también Kasskara comenzó a hundirse paulatinamente.
En este momento, los katchinas ayudaron a los elejidos a trasladarse a nuevas tierras. Este hecho marcó el fin del tercer mundo y el comienzo del cuarto.
Es preciso aclarar que, desde el primer mundo, los humanos estaban en contacto con los katchinas, palabra que puede traducirse por «venerables sabios». Se trataba de seres visibles, de apariencia humana, que nunca fueron tomados por dioses sino solamente como seres de conocimientos y potencial superiores a los del ser humano. Eran capaces de trasladarse por el aire a velocidades gigantescas, y de aterrizar en cualquier lugar. Dado que se trataba de seres corpóreos, precisaban para estod desplazamientos unos artefactos voladores, unos «escudos voladores» —al igual que en las crónicas romanas, al igual que en las crónicas de Carlomagno— que recibían diversos nombres.
ESCUDOS VOLADORES
White Bear describe estos artefactos:
«Si de una calabaza cortas la parte inferior, obtendrás una corteza; lo mismo debe hacerse con la parte superior. Si luego se superponen ambas partes, se obtiene un cuerpo de forma de lenteja. Este es básicamente el aspecto de un escudo volador».
Hoy en día los katchinas ya no existen en la Tierra. Las danzas katchinas, tan conocidas hoy en Norteamérica, son representadas por hombres y mujeres en calidad de sustitutos de unos seres realmente existentes antaño. Los katchinas podían en ocasiones tener un aspecto extraño, siendo así que originariamente se solían confeccionar muñecas katchina para que los niños se acostumbraran a su aspecto. Hoy en día, estas muñecas se fabrican preferentemente para los turistas y coleccionistas.
EL GRAN EXODO
Hecha esta aclaración, regresemos al cambio de territorio de los antiguos habitantes de Kasskara.
La población, de acuerdo con el recuerdo tradicional de los hopi, llegó a la nueva tierra por tres caminos diferentes. Los seleccionados para recorrerla, inspeccionarla y prepararla, fueron llevados allí por aire, a bordo de los escudos de los katchinas. El gran resto de la población tuvo que salvar la enorme distancia a bordo de barcas. Y cuenta la tradición que este viaje se efectuó a lo largo de un rosario de islas que, en dirección noreste, se extendía hasta las tierras de la actual América del Sur.
LA TOCADA POR EL RAYO
La nueva tierra recibió el nombre de Tautoma, que viene a significar «la tocada por el rayo». Tautoma fue también el nombre de la primera ciudad que erigieron, a orillas de un gran lago. De acuerdo con los conocimientos actuales, Tautoma se identifica con Tiahuanaco, mientras que el lago corresponde al Titicaca, en la frontera actual de Perú con Bolivia.
Posteriormente, un cataclismo convulsionó a la ciudad, destruyéndola, motivo por el cual la población se fue desperdigando por todo el continente. Durante un largo período de tiempo estos hombres procedentes del Pacífico se fueron repartiendo en grupos y clanes por los dos subcontinentes. Algunos de estos clanes iban en compañía de los katchinas, quienes a menudo intervinieron para ayudarles.
DE LA SELVA A LA PARED DE HIELO
Los hopi formaban parte del grupo de tribus que emigraron en dirección norte, y sus leyendas recuerdan un período en el que atravesaron una calurosa selva, y un período en el que se toparon con una «pared de hielo» que les impidió el avance hacia el norte, y les obligó a volver atrás.
El ingeniero Josef F. Blumrich, comentando lo sorprendentes que pueden llegar a parecer algunas de estas tradiciones, recuerda que todavía hoy en día siguen vivas a través de diversas ceremonias.
LA CIUDAD ROJA
Mucho tiempo después de estas migraciones todavía había clanes que seguían conservando las antiquísimas doctrinas. Estos clanes se reunieron y construyeron una ciudad «de importancia trascendental, que recibió el nombre de "la ciudad roja"», a la que se identifica con Palenque, en el Yucatán mexicano. En dicha ciudad fue establecida la escuela del aprendizaje, cuya influencia todavía puede descubrirse en algunos hopi.
Los maestros de dicha escuela eran los katchinas, y la materia de enseñanza estaba compuesta esencialmente por cuatro apartados: 1. Historia de los clanes; 2. La naturaleza, las plantas y los animales; 3. El hombre, su estructura y su función física y psíquica; 4. El cosmos y su relación con el hacedor.
Tras un posterior período de numerosos enfrentamientos entre las ciudades establecidas en el Yucatán, sus habitantes abandonaron la zona y reemprendieron la migración hacia el norte. Durante aquella turbulenta época los katchinas abandonaron la Tierra. Los pocos clanes que han seguido manteniendo vivo el antiguo saber se juntaron más tarde en Oreibi, siendo ésta la razón de la especial importancia de este lugar.
TUNELES E INSTALACIONES SUBTERRANEAS
Tras haber recogido toda la información que le ha sido posible sobre los katchinas, Blumrich llega a las siguientes conclusiones sobre estos seres que, sin ser considerados en ningún momento como divinidades —y esto es importante—, se sitúan en el plano cósmico de injerencia directa en el quehacer humano: tenían cuerpo físico, tenían apariencia de hombres, en muchos aspectos se comportaban como hombres, pero disponían de unos conocimientos muy superiores a los propios hombres.
Poseían artefactos voladores, y un enigmático escudo que rechazaba a los proyectiles enemigos a elevada altura. Eran además capaces de engendrar niños en las mujeres sin mediar contacto sexual. A todo ello hay que sumar las habilidades que los humanos aprendieron de los katchinas, la más importante de las cuales fuera quizás el corte y transporte de enormes bloques de piedra y, en relación con ello, la construcción de túneles y de instalaciones subterráneas.
LOS MENSAJEROS DE LOS DIOSES
Además de lo que afirma Blumrich con referencia a los hopi, que él estudió en profundidad, podemos corroborar algunas de sus constataciones observando las costumbres de sus inmediatos vecinos, los indios zuñi y pueblo, que junto con los hopi forman el grupo de pueblos agricultores de la actual Arizona.
Así, por ejemplo, los zuñi, cuyos templos son cámaras ceremoniales subterráneas, conservan el culto de la serpiente emplumada como deidad celeste, lo que indica el origen mexicano de ciertos elementos de su religión al enlazar directamente con la imagen y culto de Quetzalcóatl (identificado con Kukulkán y Gucumatz) que fue también serpiente emplumada y voladora, corroborando así en cierta forma las narraciones de los hopi que afirman haberse establecido durante un tiempo en el área del Yucatán.
Los mismos zuñi rinden igualmente culto a los katchinas, para ellos mensajeros e intermediarios entre las deidades del cielo y el ser humano. Con lo cual se identifican prácticamente con los seres —emisarios o mensajeros de la divinidad— que en los textos bíblicos actúan bajo el concepto de ángeles.
Otro dato curioso es que este grupo de indios pueblos practican el arte de la pintura en seco, de arena o de polen, frente a sus altares, para las ceremonias religiosas. El origen de este arte es desconocido, y el mismo es practicado igualmente en el Tibet y entre algunas tribus de Australia.
TECNOLOGIA PUNTA
Pero regresemos a las observaciones que efectúa Josef F. Blumrich, sin perder de vista al hacerlo que se trata de las observaciones de un ingeniero con cargo de directivo de la NASA.
Afirma que los hopi cuentan que los escudos voladores de los katchinas se desplazaban a enormes velocidades gracias al impulso de una «fuerza magnética». En relación con ello, argumenta Blumrich que ni los hopi ni nosotros sabemos de qué se trata concretamente. Y que nosotros, por ejemplo, todavía no sabemos qué es realmente la gravitación. El día en que logremos descifrar este enigma, existirá la posibilidad de que incluso nosotros podamos volar sin limitación alguna.
Cabe recordar sin embargo —volviendo a lo que afirman los hopi— que Jonathan Swift vertió en su obra Los viajes de Gulliver datos astronómicos correctos acerca de los satélites de Marte, que nadie en su época podía conocer y que no fueron corroborados por nuestros astrónomos hasta 150 años más tarde. Swift le hace decir a Gulliver —personaje central de esta obra— que estos datos se los comunicaron los tripulantes de un artefacto volante circular y resplandeciente (como los «escudos» de los katchinas) governado a voluntad por estos tripulantes recurriendo al magnetismo. La fuerza magnética por lo tanto que afirman los hopi que servía para desplazar a sus escudos voladores.
En cuanto al escudo capaz de hacer explosionar los proyectiles enemigos en el aire, recurda Blumrich que los rusos estaban desarrollando hace ya años unos haces de protones capaces de destruir a los cohetes en pleno vuelo, mientras que en los Estados Unidos se estaban realizando ensayos con rayos de electrones parecidos, que tienen esta misma capacidad.
LA DEPURACIÓN DEL CUARTO MUNDO
El Cuarto Mundo es el presente. Según los Hopi, la destrucción -que ellos llaman depuración- de este período histórico se producirá por una de estas dos causas:
- La acción de los cuatro elementos que producirá inundaciones, terremotos, erupciones volcánicas y otras catástrofes naturales debidas a la furia desatada de los cuatro elementos (Fuego, Aire, Agua y tierra).
- La conquista de la tierra por un pueblo de piel rojiza. La profecía advierte a los Hopi que, si esto sucedía, no debían salir de sus casas porque habría una sustancia en el aire que los mataría.
LOS HOPI Y EL APOCALIPSIS
Las creencias Hopi no difieren demasiado de los textos bíblicos o de la geología. El Diluvio Universal fue el que terminó con el Tercer Mundo y el período de glaciación, con el Segundo.
Para ellos, al igual que para las grandes religiones monoteístas, antes de nada existió Dayowa, el Creador, quien organizó la creación del primer mundo, e hizo las plantas, los animales y los hombres. Con respecto al final de este Cuarto Mundo, su visión apocalíptica se asemeja a la bíblica de los siete jinetes, ya que anuncia la llegada de seres justos que pondrán fin al mal que reina en el mundo.
En el Mensaje Hopi a las Naciones Unidas del 10 de diciembre de 1992 realizado por Sr. Thomas Banyacya de la Soberana Nación Hopi Kykotsmovi, Arizona se menciona, entre otras cosas, que:
- “Es sabido que nuestro Verdadero Hermano Blanco, cuando llegue será todopoderoso y portará una capa o vestimenta roja. Él será grande en población y no pertenecerá a ninguna religión sino la suya propia. Él traerá con él las tablillas sagradas. Con él habrá dos grandes ambos muy sabios y poderosos.”
- “Está también profetizado que si estos tres fallan en cumplir su misión, entonces el del Oeste vendrá una gran tormenta. Él será muchos, en número y despiadado. Cuando él venga, la tierra será cubierta como las hormigas rojas y se apoderarán de esta tierra en un solo día.”
- “La tierra se tornará nueva como fue al principio. Las flores rebrotarán, las bestias retornarán a las tierras áridas y habrá abundancia de alimento para todos los que se salven compartirán todo … reconocerán al Gran Espíritu y hablarán una sola lengua.”
ROCA DE LA PROFECÍA HOPI
Cerca de Oraibi, en el estado de Arizona (EE.UU.), hay un petroglifo (dibujo sobre piedra) conocido como la Roca de la Profecía, mensaje de las profecías hopi.
La figura humana a la izquierda es el Gran Espíritu. El arco a su izquierda representa sus instrucciones a los Hopi de bajar sus armas. La línea vertical a la derecha del Gran Espíritu es una escala de tiempo en miles de años. El punto en el cual el gran Espíritu toca la línea es el tiempo de su retorno.
El “camino de la vida” establecido por el Gran Espíritu se divide en los caminos más bajos, estrechos de continua Vida en armonía con la naturaleza, y el camino ancho de arriba es el del hombre blanco con sus logros científicos. La barra entre los caminos, arriba de la cruz, representa la llegada de los hombres blancos; la Cruz es aquella de la Cristiandad. El círculo abajo de la cruz representa el continuo Camino de la Vida.
Las cuatro pequeñas figures humanas en el camino de arriba representan, en un nivel, los tres mundos pasados y el presente; en otro nivel, las figuras indican que algunos de los Hopi viajarán en el camino del hombre blanco, habiendo sido seducidos por su encanto.
Los dos círculos en el Camino de la Vida más abajo son las “grandes sacudidas de la tierra” (Primera y Segunda Guerra Mundial). La esvástica en el sol y la cruz celta representan los dos ayudantes de Pahana, el Verdadero Hermano Blanco.
La línea corta que regresa al recto Camino de la Vida es la última oportunidad para las personas, a que regresen a la naturaleza antes de que se desintegre y se disipe el camino de arriba. El círculo pequeño arriba del camino de la Vida, después de la última oportunidad, está la Gran Purificación, después de la cual el maíz crecerá en abundancia de nuevo, cuando regrese el Gran Espíritu. Y el Camino de la Vida continúa por siempre…