AKASHA






Blancas huellas en el aire salino
en la lejana playa de la noche,
los suspiros de envenenado silencio
de un mar de hielo cristalino
¡un mar sin olas!, los blancos acantilados
cubiertos por tu aliento denso
en el inclemente invierno polar,
toda es magnificencia inaudita
de lo sórdido y bello, es un preámbulo
de la gracia oscura que guardan sus
relucientes hielos,
debajo de toda esa naturaleza silenciosa
y caótica estás tú; Akasha...

Oh Amada Akasha, quiera el misterio
inventar una suerte distinta a la fortuna,
merced de que, al nivel de forzar así
lo mas inamovible se explique por deducción
tu nacimiento, tu fuente eterna y cruel,
el oscuro don, resabio poder aberrante
de un demonio aferrado al ser mortal,
oh amada madre del terror, ¡terrible Akasha!


II


Soy alguien llorando
ante tu belleza, extraña como
dicha que esconde bajo las sombras
que danzan un reflejo del amor...
Gentiles sombras cual brazos
de piel azabache, como la música
de un acogedor y oscuro poema,
tu calor, señora, quema con helada
luz color azucena....
Y hace brillar con azulado encanto
los follajes de las ensombrecidas selvas,
se cuela en mi corazón cual hilo
que traspasa la línea del placer,
que flota en los instintos... tu sentir,
que lanzando mortuorios destellos
hace sonreír de placer a la muerte,
insinuantes sus manos sobre ti...

Médora debió parecerse en gracia
a la exquisitamente pálida tez... damasco
antiguo y sabio... hecho de mármol vivo...
Medusa corona cediendo al turbador
rostro de ti, querida Akasha, sus cabellos
y prestando a la vez su paralizante magia...
una gota más en un océano.


Pierdan las frases de los hados
lo mucho que de elocuencia tienen,
el sabio, el antiguo, callados te aclamen,
querida y antigua...

REINA DE LOS CONDENADOS.

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