DEVORAR A DIOS

Entrar al cielo crudo todavía más allá de los mares del ocaso, 
empujando los huesos como si no hubiera a donde huir. 
Entrar al cielo crudo. el latido de jauría 
decapitando cisnes ángeles de blanco 
al silbido de la histeria del llanto y el machete. 

Si levanto mi nación de lobos 
será para olfatearte entre los biombos del Edén. 
Tu para nosotros, grandioso hijo de puta, 
Un apéndice de toda la dulzura derrumbada. 

A mi no me nombres 
Parásito monstruoso de la carne, la espalda de mártir encorvada 
como un arco voltaico sobre seda humedecida. 
A mi no me nombres, y declararme la guerra. 

Sueño con mi estaca y tu cabeza atravesada, 
o sueño que arrastras mi carcasa por la arena.

Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios