LOS VAMPIROS EN EL TIEMPO

Los mortales admiten que hay una continuidad en las cosas, que éstas existen objetivamente. Los vampiros, en cambio, creemos que nada existe realmente fuera de la mente.

Lo que resulta aún más asombroso es que las pasiones y los pensamientos sean apenas abstracciones sin una mente que los sostenga.

Nada existe sin un algo lo perciba.

Frente a esto, algunos sabios entre los vampiros se han preguntado si la mente existe por sí misma, o si otra fuente de pensamiento, Dios, para los mortales, es quien la sostiene y la percibe.

Estos signos inequívocos, que con incansable esmero Lugano me ha solicitado que escriba, existen. Yo puedo escribirlos. Tu puedes leerlos. Están ahí, arrojados sobre el mundo. Ambos podríamos afirmarlo y ambos, en ese caso, estaríamos irreparablemente equivocados.

Lo que en realidad estaríamos afirmando no es que éstos párrafos existan, sino que existen porque estamos aquí para percibirlos. 

Todo libro cerrado es un libro lleno de páginas vacías.

Algo parecido sentimos los vampiros acerca del Tiempo.

Creer que hay un Tiempo y un Espacio, creer que ambos son absolutos, que se sostienen sin relación al hecho de ser percibidos, es un lujo que solo los mortales pueden darse.

Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios