CONJURO DE DESTRUCCIÓN

MIRAD! Las poderosas voces de mi venganza
atraviesan la quietud del aire y permanecen
como monolitos de ira sobre una llanura de serpientes
agitadas. Me convierto en una máquina monstruosa
de aniquilación para descomponer el cuerpo de quien
me ha ofendido.
No me arrepiente el hecho de que mi llamado
cabalgue los huracanes que multiplicarán el aguijón
de mi amargura. Y grandes formas negras y viscosas
surgirán de de los pozos más profundos y vomitarán
su pustulencia en su cerebro.
Llamo a los mensajeros de la ruina para que
hieran con siniestro deleite esta víctima que he
escogido. Silenciosa es esa ave que se alimenta de la
pulpa del cerebro de quien me ha atormentado, y la
agonía que tendrá lugar se alimentará a sí misma en
temblores de dolor, solo para que sirva como señal de
advertencia a aquellos que quisieran herirme.
¡Oh, vengan, en nombre de Abaddón y destruyan a
aquél cuyo nombre doy como señal!.
¡Oh grandes hermanos de la noche, que hacen mi
lugar de descanso, que cabalgan sobre los ardientes
vientos del infierno, que habitan en la morada del
Diablo; Muévanse y aparezcan! ¡Preséntense a aquél
que sostiene la podredumbre de la mente que mueve
la asquerosa boca que se mofa de lo justo y lo fuerte!
Desgarren esa lengua y cierren su garganta. ¡Oh Kali!
Penetra sus pulmones con aguijones de escorpiones.
¡Oh Sekhmet! Arroja su sustancia al lúgubre abismo.
¡Oh poderoso Dagón!
¡Clavo la bífida púa del infierno en su carne, y mi
sacrificio de venganza yace maravillosamente
empalado!
¡Shemhamforash! ¡Hail Satan! NUESTRO DIOS AMEN.

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