"Ventanuco por donde se introducía la comida a la condesa"
No puedo soportar este encierro…
Necesito recuperar mi lugar.
¿Desde cuando se preocupan por la inmunda vida de esas pequeñas infelices? ¡Torturadas y desangradas!
Me acusan como si yo fuera la única que trata a la servidumbre de esa manera.
¿No es el mismo rey el que se jacta de elaborar las formas más apropiadas de castigar a sus propios sirvientes? ¿Qué otra clase
de trato deberían recibir esas inútiles bestias?
Cometen errores y deben pagar por sus torpezas.
¡Hipócritas! Me odian porque yo sí pude descubrir el elixir de la
eterna juventud…
Carecen de valor e inteligencia como para aceptar que he vencido al tiempo.
Su sangre joven me revitaliza y sus cuerpos firmes me aportan el éxtasis
que más de uno fue incapaz de provocarme. Recuerdo el placer que me
embargaba al morder sus cuerpos hasta hacerlos sangrar…
Aún me atormenta la muerte de mis fieles sirvientes. Ellos no merecían acabar
decapitados. Sólo cumplían con mis órdenes. La pobre Dorotea fue leal hasta
el final. Debería haberla escuchado cuando me advirtió que no me involucrara
con esas niñas de la sociedad. Era demasiado arriesgado.
Cuando empezaron a desaparecer, a ellas si comenzaron a buscarlas.
¿Pero que otra cosa podía hacer? Ya no quedaban doncellas adecuadas…
Las habíamos matado a todas.
Además la calidad de la piel y la sangre de las nobles vírgenes resultaron
esenciales para mi tratamiento.
Cadena perpetua en confinamiento solitario. Cada vez que lo pienso me
provoca reír a carcajadas. ¡No me importa estar sola! Desde que Ferenc
murió, nada ha sido igual. ¿Qué pretendían de una viuda de 44 años con hijos
pequeños y el tiempo feroz que comenzaba a marchitar mi cuerpo y la lozanía
de mi rostro? Debía encontrar la solución. Y lo hice.
Aún evoco maravillada el efecto rejuvenecedor de la sangre de aquella sucia
campesina sobre mi mano.
Fue la primera vez. Mi piel recuperó la tersura de inmediato.
No comprendo por que me niegan la posibilidad de beber sangre.
Ya lograron encerrarme ¿no es suficiente para ellos? ¿También pretenden
onvertirme en una decrépita anciana?
¡Infames! ¿Cómo se atreven a tratarme así? ¿Acaso no saben quien soy? ¡Los maldigo a todos y a cada uno de ellos!
pero recuerden que atravez de los tiempos
tendre muchos siguidores y mi spititu
siempre vivira,buscando sangreeeeee!!!
No puedo soportar este encierro…
Necesito recuperar mi lugar.
¿Desde cuando se preocupan por la inmunda vida de esas pequeñas infelices? ¡Torturadas y desangradas!
Me acusan como si yo fuera la única que trata a la servidumbre de esa manera.
¿No es el mismo rey el que se jacta de elaborar las formas más apropiadas de castigar a sus propios sirvientes? ¿Qué otra clase
de trato deberían recibir esas inútiles bestias?
Cometen errores y deben pagar por sus torpezas.
¡Hipócritas! Me odian porque yo sí pude descubrir el elixir de la
eterna juventud…
Carecen de valor e inteligencia como para aceptar que he vencido al tiempo.
Su sangre joven me revitaliza y sus cuerpos firmes me aportan el éxtasis
que más de uno fue incapaz de provocarme. Recuerdo el placer que me
embargaba al morder sus cuerpos hasta hacerlos sangrar…
Aún me atormenta la muerte de mis fieles sirvientes. Ellos no merecían acabar
decapitados. Sólo cumplían con mis órdenes. La pobre Dorotea fue leal hasta
el final. Debería haberla escuchado cuando me advirtió que no me involucrara
con esas niñas de la sociedad. Era demasiado arriesgado.
Cuando empezaron a desaparecer, a ellas si comenzaron a buscarlas.
¿Pero que otra cosa podía hacer? Ya no quedaban doncellas adecuadas…
Las habíamos matado a todas.
Además la calidad de la piel y la sangre de las nobles vírgenes resultaron
esenciales para mi tratamiento.
Cadena perpetua en confinamiento solitario. Cada vez que lo pienso me
provoca reír a carcajadas. ¡No me importa estar sola! Desde que Ferenc
murió, nada ha sido igual. ¿Qué pretendían de una viuda de 44 años con hijos
pequeños y el tiempo feroz que comenzaba a marchitar mi cuerpo y la lozanía
de mi rostro? Debía encontrar la solución. Y lo hice.
Aún evoco maravillada el efecto rejuvenecedor de la sangre de aquella sucia
campesina sobre mi mano.
Fue la primera vez. Mi piel recuperó la tersura de inmediato.
No comprendo por que me niegan la posibilidad de beber sangre.
Ya lograron encerrarme ¿no es suficiente para ellos? ¿También pretenden
onvertirme en una decrépita anciana?
¡Infames! ¿Cómo se atreven a tratarme así? ¿Acaso no saben quien soy? ¡Los maldigo a todos y a cada uno de ellos!
pero recuerden que atravez de los tiempos
tendre muchos siguidores y mi spititu
siempre vivira,buscando sangreeeeee!!!