Hay quienes no necesitan luz para sentirse vivos.
Estuve durante años encerrado en este mundo de luces falsas y sonrisas huecas, donde todos atendían más a complacer los deseos de otros que a sí mismos, uno de esos sitios donde nunca se pone el sol y todos los días los pastos son verdes; mi infierno personal, el lugar donde mi existencia cada día se encontraba más hueca y carente de sentido, un mundo feliz en apariencia, pero sin nada más...
Hasta esa ocasión donde por vez primera llegó la noche. Se oscureció ese mundo iluminado y justo al centro de esas penumbras estabas tú. ¿Llorando una pérdida? ¿Lamentando tu situación? No quise preguntar, pero me intrigabas. Muchos te veían, pero puedo jurar que yo era el único que en ti pensaba.
Me emocionaba saber qué estaba detrás de esas lágrimas, qué había en eso oscuro que te rodeaba...pero no era curiosidad como la de los demás; era un deseo, un deseo por sentir esa oscuridad que me había sido negada por la luz de la felicidad fingida.
Me viste, y primero me evitaste. No puedo decir que no me sentí ofendido (¿O te habría ofendido yo?), pero eso poco me importaba. No me daba miedo que tu oscuridad absorbiera m luz, ni siquiera pensaba si acabaría muerto al perderla. Realmente llenaste un vacío y eso me motivó a hacer lo que más deseaba.
Por eso tomé tu mano. Por eso me acerqué a ti. Deseaba tu oscuridad, deseaba ser como tú. prefería mil veces más ese rostro cansado de tanto llorar y esos ojos brillando por las lágrimas con una luz pequeña y dolorosa que cualquier sonrisa perfecta con ojos vacíos y mirada muerta alrededor. Por eso te besé.
Cuando te besé pude sentir cómo la oscuridad se llevaba la falsedad en mi vida. Algo pasó en ese momento; vi en tu rostro una mueca -no la puedo describir de sonrisa, porque no era falsa-, llena de gracia, como si alguna herida en ti se hubiera curado. Y casi como pago por eso, al besarte yo me sentí lleno de emociones que jamás habría imaginado. Sentí dolor, pasión tristeza, melancolía, horror... y estaba orgulloso, me sentí entonces una persona completa.
No hizo falta decirnos nada al terminar ese beso. Sólo nos vimos a los ojos, como diciendo <<Tú complementas mi espíritu>>,nos volvimos a tomar de las manos, incrementando la oscuridad y fundiéndonos en un sólo ser por un par de segundos, en un abrazo lleno de amor, lujuria, miedo y esperanza...
Recuerdo cuando despertamos en ese nuevo mundo. Cómo olvidarlo; tan lleno de luces y sombras, todos interactuando, habitados por seres como tú y yo, amando a alguien y siendo amados, llorando sus penas y celebrando sus logros...
Yo no necesitaba ninguna luz, sino la oscuridad de tu alma.
Estuve durante años encerrado en este mundo de luces falsas y sonrisas huecas, donde todos atendían más a complacer los deseos de otros que a sí mismos, uno de esos sitios donde nunca se pone el sol y todos los días los pastos son verdes; mi infierno personal, el lugar donde mi existencia cada día se encontraba más hueca y carente de sentido, un mundo feliz en apariencia, pero sin nada más...
Hasta esa ocasión donde por vez primera llegó la noche. Se oscureció ese mundo iluminado y justo al centro de esas penumbras estabas tú. ¿Llorando una pérdida? ¿Lamentando tu situación? No quise preguntar, pero me intrigabas. Muchos te veían, pero puedo jurar que yo era el único que en ti pensaba.
Me emocionaba saber qué estaba detrás de esas lágrimas, qué había en eso oscuro que te rodeaba...pero no era curiosidad como la de los demás; era un deseo, un deseo por sentir esa oscuridad que me había sido negada por la luz de la felicidad fingida.
Me viste, y primero me evitaste. No puedo decir que no me sentí ofendido (¿O te habría ofendido yo?), pero eso poco me importaba. No me daba miedo que tu oscuridad absorbiera m luz, ni siquiera pensaba si acabaría muerto al perderla. Realmente llenaste un vacío y eso me motivó a hacer lo que más deseaba.
Por eso tomé tu mano. Por eso me acerqué a ti. Deseaba tu oscuridad, deseaba ser como tú. prefería mil veces más ese rostro cansado de tanto llorar y esos ojos brillando por las lágrimas con una luz pequeña y dolorosa que cualquier sonrisa perfecta con ojos vacíos y mirada muerta alrededor. Por eso te besé.
Cuando te besé pude sentir cómo la oscuridad se llevaba la falsedad en mi vida. Algo pasó en ese momento; vi en tu rostro una mueca -no la puedo describir de sonrisa, porque no era falsa-, llena de gracia, como si alguna herida en ti se hubiera curado. Y casi como pago por eso, al besarte yo me sentí lleno de emociones que jamás habría imaginado. Sentí dolor, pasión tristeza, melancolía, horror... y estaba orgulloso, me sentí entonces una persona completa.
No hizo falta decirnos nada al terminar ese beso. Sólo nos vimos a los ojos, como diciendo <<Tú complementas mi espíritu>>,nos volvimos a tomar de las manos, incrementando la oscuridad y fundiéndonos en un sólo ser por un par de segundos, en un abrazo lleno de amor, lujuria, miedo y esperanza...
Recuerdo cuando despertamos en ese nuevo mundo. Cómo olvidarlo; tan lleno de luces y sombras, todos interactuando, habitados por seres como tú y yo, amando a alguien y siendo amados, llorando sus penas y celebrando sus logros...
Yo no necesitaba ninguna luz, sino la oscuridad de tu alma.