Obama y el rey de Arabia Saudí, Abdalá bin Abdel Aziz, en 2009.
Por Roberto Centeno.- El rey de Arabia Saudí, Abdalá Ben Abdel Aziz, de 90 años, que está gravemente enfermo, y su sucesor, Miqren Ben Abdel Aziz, hijos ambos del mítico rey Ibn Saud, han alcanzado durante el año pasado acuerdos estratégicos fundamentales con los EEUU, “informales” pero efectivos, destinados –esencialmente aunque no solo– a la destrucción del Estado Islámico (EI), que financiado inicialmente por los regímenes suníes –Emiratos y la propia Arabia Saudí–, una vez conquistadas a sangre y fuego un tercio de Irak y un cuarto de Siria, han pasado a controlar una producción petrolera suficiente para independizarse de los suníes y autoproclamarse Califato, cuyo objetivo es la unificación bajo su mando de todo el mundo musulmán, sometiendo a los países actuales, y la “reconquista” de “Al Ándalus”, es decir, España y Portugal hasta los Pirineos.
El EI produce entre 30 y 40.000 barriles/día de petróleo que vende a unos 30 $/barril a pequeños traders, que lo llevan en camiones a puertos turcos, sirios o iraquíes, un tráfico clandestino que siempre ha existido en esta zona. La caída del precio del crudo ha reducido drásticamente su capacidad de financiación, desde unos 4 millones de dólares diarios en junio a un millón hoy. La clave de esta bajada ha sido la negativa saudí a recortar sus exportaciones en un millón de barriles/día, que es el exceso de oferta actual, de los 8,6 que exportan. Además, Arabia junto con Jordania ha ofrecido bases aéreas y aviones (posee 250 F-16), que junto con americanos, franceses y los Emiratos están atacando sin pausa las bases y la logística del EI. Sin embargo, no será suficiente y tendrán que emplear fuerzas terrestres, porque el ejército sirio solo no puede impedir su avance e Irak está desmantelado. Americanos, alemanes e ingleses están reconstruyéndolo.
El grueso de la lucha contra el EI lo llevan los pashmergas kurdos –a los que se está suministrando todo tipo de ayuda, desde armamento a medicinas y comida–, quienes combaten con la misma ferocidad y determinación que los yihadistas, lo que junto con los ataques aéreos y los drones que están destruyendo con precisión letal objetivos concretos, ha frenado en seco los espectaculares avances del EI en verano y reconquistado zonas clave. Ahora se lucha casa por casa en la ciudad de Kobani, en la frontera turca, el 70% de la cual está ya en manos de los pashmergas. Sin embargo, el mayor peligro para España y Europa lo constituyen los 4.000 europeos en sus filas, que entran desde Turquía por la ciudad siria de Racca en manos del EI, entre ellos unos 1.000 franceses y unos 200 españoles, según fuentes de inteligencia norteamericanas –70 según el Gobierno del PP–, de los que unos 30 han muerto, y cuya misión es extender su “guerra santa” a sus países de origen.
Una encrucijada de intereses
Pero el EI no es el único objetivo de esta estrategia. Venezuela, Irán y Rusia son también objetivos prioritarios para EEUU. Los presupuestos de Venezuela están hechos con el crudo a 120 $, los de Irán a 110 $ y los de Rusia a 90 $. Maduro no podrá mantenerse en el poder con el crudo a 40/50 $, ya que a todo su aparato de propaganda, a sus legiones de enchufados y al propio ejército, simplemente, no les podrá seguir pagando. La carrera nuclear de Irán, que además no se ha querido implicar en la lucha contra el EI, se verá seriamente dañada, y el descontento social crecerá notablemente y finalmente frenará –o eso piensan los estrategas de Washington– la política “expansionista” de Putin, que no es otra cosa que recuperar lo que siempre fue ruso, como Crimea. Infravaloran de nuevo a Putin.
Pero esta estrategia también está produciendo graves perjuicios a sus amigos y aliados como México, que va a empezar a comprar 100.000 barriles diarios de crudo ligero americano; Brasil, cuyas grandes reservas en mar profundo con coste de producción superior a los 70/80 $ son ya imposibles de extraer, aparte de poner en riesgo cierto de caer en manos del EI a Nigeria, Libia, Argelia Marruecos y Sahel, donde se está creando un nuevo Califato a nuestras puertas. A los sauditas les da igual, con unas reservas de ocho trillones (8 veces el PIB de España) de dólares, pueden mantener su presupuesto sin pestañear, y para ellos aniquilar al EI es prioritario.
La fracturación hidráulica –el origen del exceso de oferta– se ralentizará pero no se frenará. Hay campos, como el gigante de Eagle Ford en Texas, que son rentables con el crudo a 36 $. Otros, como el de Baken, en Dakota, necesitan 45 $ o más, pero el proceso de autoabastecimiento de EEUU seguirá. Y en el caso del gas o la electricidad, con el precio de estas energías a la tercera parte y la mitad respectivamente que en Europa, la competitividad de EEUU se verá multiplicada. De cara a 2015, el precio del petróleo se mantendrá bajo y eso va a durar el tiempo que se tarde en aniquilar al EI. Sin embargo, dado que la fracturación es un hecho permanente, pensar que el precio pueda superar los cien dólares, excepto en caso de guerra, es ciencia ficción. El crudo se moverá en un futuro entre los 60 y los 80 $: otro nivel no sería sostenible en el tiempo.
Entre la cobardía de Rajoy y la extorsión de la oligarquía energética
Antes de entrar en el tema económico, lo primero que los españoles deben tener presente es que el gran objetivo del EI es el sometimiento de nuestro país a la más cruel de las esclavitudes. Por eso, el que haya medios o políticos que cuestionen la presencia de fuerzas españolas en Irak o que Morón se convierta en una base para el despliegue de las fuerzas de acción rápida norteamericanas con el fin de frenar el yihadismo en el norte de África, donde 3.000 soldados franceses pueden no ser suficientes para contenerlo, es de una irresponsabilidad suicida. Que el rey en su alocución ante las Fuerzas Armadas no mencionara estos hechos cruciales, cuando tenemos el enemigo a las puertas, y se dedicara como en su discurso navideño a decir memeces como “mandar es servir” demuestra su concepción infantil de la política, y que no está al servicio de los españoles, sino del régimen de partidos que le mantiene en el trono.
De hecho, lo que cualquier persona racional debería exigir es justo lo contrario: una mayor implicación de nuestras Fuerzas Armadas en la lucha contra el EI. Debería preguntarse, por ejemplo, qué rayos hace el 111 Escuadrón de Eurofighters del Ala-11 desplegado en Estonia contra Rusia, que ni es nuestro enemigo ni constituye peligro alguno para España, en lugar de estar ayudando a la coalición internacional. ¿Cómo es posible que, ante el peligro inminente y perfectamente conocido, Rajoy tenga congelada –como denunciaban aquí el jueves R.R. Ballesteros y J.M. Olmo– la reforma legal que impediría la entrada en nuestro territorio de los españoles que están siendo entrenados por el EI, reformas que ya se aprobaron en los países europeos más afectados desde hace tiempo? Solo la cobardía probada de Rajoy y de Pedro Sánchez ante el secesionismo catalán y el yihadismo pueden explicar estos despropósitos.
Los yihadistas están creciendo sin pausa en Libia, Argelia y Marruecos. La inteligencia marroquí está colaborando activamente con la Policía y la Guardia Civil, que están haciendo un trabajo excelente, pero se ven atados de pies y manos por una Justicia que no funciona en absoluto, que pone en la calle a los sospechosos en pocos días, o donde para intervenir un teléfono hay que superar las innumerables trabas que le opone nuestra Ley Procesal, en contra de lo habitual en Europa y EEUU. Que en este contexto la vicepresidenta Sáenz de Santamaría afirme sin sonrojarse que España es “uno de los países más seguros del mundo” demuestra o que es una mentirosa o que es rematadamente tonta, o probablemente las dos cosas. ¡En manos de quién estamos! Lo que ha pasado en Francia puede ocurrir aquí multiplicado –hay casi diez ferris diarios a Marruecos–, y si sucede no será por culpa de la Policía ni de la Guardia Civil.
Desde el punto de vista económico, el desplome de los precios del petróleo y el euro débil van a ayudar a un incremento del consumo privado, pero simultáneamente agravarán la espiral deflacionista en la que nos encontramos, lo que frenará la inversión y añadirá incertidumbre al futuro. La deflación, junto con el endeudamiento masivo, es el peor escenario económico imaginable. La supuesta recuperación basada en un PIB calculado a precios constantes que superan la realidad en el deflactor es una patraña que debería avergonzar a instituciones, medios y analistas, colaboradores necesarios todos ellos de este gigantesco engaño al pueblo español. El PIB del cuarto trimestre a precios de mercado, el único que mide la riqueza generada, ha sido negativo o cero. El crecimiento se ha frenado en seco; de ello hablaré la próxima semana.
El incremento del consumo privado es tanto mayor cuanto más se trasladen las bajadas de precios al público, pero aquí la oligarquía nacionalista-monopolista que controla el sector energético, con la connivencia del Gobierno de Rajoy, solo traslada a los consumidores una parte de esa bajada.