Aprisióname en tu varonil regazo
con la enorme pasión de tu alma;
que mi esencia se abra esplendorosa,
y acapare el resplandor de tu mirada;
haz que exhale suspiros de pétalos
y se renueven los azahares encendidos,
que los besos fogosos resbalen silenciosos...
en tantos racimos suavemente deliciosos.
Estremece mi cuerpo ondulante y ardiente,
dispuesto ahora para el amor eterno;
conjuga verbos exquisitos y apasionados,
enreda con hilos dorados mi suave piel,
recorre mis montes erguidos en cimas perennes
mide mis áreas perfectas entre tus dedos,
realza la tenue luz del naciente capullo,
y aquieta mi celestial estallido... junto al tuyo.