Hace meses que Barack Obama viene tratando de modificar la política estadounidense para el Medio Oriente para poder eliminar el Emirato Islámico con ayuda de Siria. Pero no logra concretar esa modificación.
Por un lado, porque durante años estuvo repitiendo constantemente que el presidente Assad tenía que irse. Y también porque sus aliados regionales apoyan al Emirato Islámico en contra de Siria. A pesar de eso, la situación va evolucionando lentamente y finalmente debería lograrlo. Parece, por el momento, que todos los Estados que apoyaban al Emirato Islámico han dejado de hacerlo, abriendo así el camino a una redistribución del juego.
El mundo está pendiente de la conclusión de un acuerdo global entre Washington y Teherán –bajo el ridículo pretexto de poner fin a un programa atómico militar que no existe desde 1988, cuando terminó la guerra entre Irak e Irán. El verdadero objetivo del acuerdo entre Washington y Teherán será garantizar la seguridad de Israel a cambio del reconocimiento de la influencia iraní en el Medio Oriente y en África.
Sin embargo, es probable que el esperado acuerdo se concrete únicamente después de las elecciones legislativas que tendrán lugar en Israel el 17 de marzo de 2015. La posible derrota de Benyamin Netanyahu volvería a fortalecer los vínculos entre Washington y Tel Aviv y facilitaría el acuerdo con Teherán.
En ese contexto, las élites estadounidenses están tratando de ponerse de acuerdo sobre su futura política, mientras que los aliados europeos de Estados Unidos se preparan para alinearse con lo que será la nueva política estadounidense.
La búsqueda del consenso en Estados Unidos
Al cabo de 2 años de políticas incoherentes, Washington trata ahora de lograr un consenso sobre lo que debería ser su política en el «Medio Oriente ampliado».
Lo que ha cambiado en el terreno
Varios factores han evolucionado en el terreno durante los últimos meses.
Las posibles opciones estadounidenses
En Washington se discuten actualmente 6 opciones:
Conclusión
Los factores anteriormente mencionados permiten prever lo que va a suceder:
Dentro de unos meses, quizás incluso hacia finales de marzo, Washington y Teherán llegarán a un acuerdo global. Estados Unidos reanudará los contactos con Siria, seguido de cerca por los Estados de Europa, incluyendo a Francia. Se descubrirá entonces que el presidente al-Assad no es un dictador, ni tampoco un torturador. Y a partir de ese momento comenzará el fin de la guerra contra Siria mientras que una verdadera coalición internacional se dedicará a reducir la envergadura de las fuerzas yihadistas. Y cuando acabe todo, la CIA se encargará de enviar los yihadistas sobrevivientes al Cáucaso ruso o la región china de Xinjiang.
[1] Alternative Futures for Syria. Regional Implications and Challenges for the United States, Andrew M. Liepman, Brian Nichiporuk, Jason Killmeyer, Rand Corporation, 22 de octubre de 2014.
[2] “This Is Obama’s Last Foreign Policy Chance”, Leslie Gelb, The Daily Beast, 14 de enero de 2015.
[3] “Shifting Realities in Syria”, The Editorial Board, The New York Times Sunday Review, 24 de enero de 2015.
[4] National Security Strategy, White House, 6 de febrero de 2015.
[5] Confronting the Islamic State. An Assessment of U.S. Strategic Options, Policy Report by J. Dana Stuster & Bill French, Foreword by Maj. Gen. Paul Eaton, National Security Network, 10 de febrero de 2015.
[6] “Joint resolution to authorize the limited use of the United States Armed Forces against the Islamic State of Iraq and the Levant (Proposal)”, por Barack Obama, Voltaire Network, 11 de febrero de 2015.
[7] “Ash Carter Seeks Fresh Eyes on Global Threats”, Dion Nissenbaum,Wall Street Journal, 24 de febrero de 2015.
[8] El AIPAC (American Israel Public Affairs Committee) es el principal grupo de presión sionista en Estados Unidos. «Kennedy, el lobby y la bomba», por Laurent Guyenot, Red Voltaire, 2 de mayo de 2013.
[9] “Ex-Ambassador: CIA Wrong On Not Wanting To Arm Syrian Rebels”, Akbar Shahid Ahmed, The Huffington Post, 22 de octubre de 2014.
[10] «Leader Sees New Syria, Without Iran Ties», Jay Solomon y Nourmalas, Wall Street Journal, 2 de diciembre de 2011.
[11] Abbu Sakkar, jefe de una brigada del Ejército Sirio Libre se come el corazón y el hígado de un soldado sirio en un video que él mismo divulga en mayo de 2013. Sobre las fechorías del Ejército Sirio Libre –hechos que la prensa occidental nunca llegó a reflejar–, ver la conferencia de la periodista rusa Anastasia Kopova.