Conforme avanza el tiempo y se encadenan acontecimientos va quedando patente la demolición controlada y pausada del sistema surgido tras la Revolución Francesa que se ha venido a denominar capitalista para implantar sutilmente un Nuevo Orden dentro del Viejo Orden impuesto desde el Imperio Romano que no es más que otro proceso de cambio de piel de la serpiente.
Se acaba un ciclo tensado hasta el límite de la explotación de los recursos naturales y por ello la destrucción de la tierra no está en los planes de la élite que gobierna el mundo que, por muy psicópatas que sean, no vislumbran un suicidio colectivo con ellos incluidos porque son muy consciente de que los recursos naturales son finiquitos.
El modelo parido desde la Revolución Francesa y la revolución industrial ha llevado al planeta y su biodiversidad al borde de un abismo donde el único paso no recomendable es hacia adelante.
En esta encrucijada se intuye que los peones más psicópatas de esta élite, el emporio militar anglosajón y sionista, se resisten a perder sus viejas mañas belicistas y expoliadoras que han venido ejerciendo desde la 2ª Guerra Mundial como estrategia de dominio imperialista.
Frente a los psicópatas, se impone, en ese oscuro escalón del poder en la sombra, el “criterio” de quienes parieron en su momento al propio eje anglosionista como herramienta política a utilizar a modo de pantalla o escudo protector donde agazaparse para perpetrar sus estrategias de control mundial. Una especie de muñeco o peón de ajedrez con fecha de caducidad, prescindible, sustituible, o incluso condenable si se precisa, para usarlo cuando llegue su momento como diana de la ira y la sed de justicia por parte de la población y quedar así ellos, los amos, impunes, indetectables, invisibles.
Ellos dejan asomar poco a poco el futuro que nos espera. Dejan caer en los medios de masas algunos de los muchos inventos tecnológicos inaccesibles hasta ahora como alternativas a las energías fósiles.
Están acumulando más control acaparando toda moneda en circulación y todo poder como paso previo a la implantación sutil y escalonada de un nuevo sistema basado tal vez en la gran trampa del bitcoin.
¿A QUÉ NOS ENFRENTAMOS?
El bitcoin generaría microeconomías muy localistas a su vez interconectadas formando una gran red controlada una vez más por este gobierno oscuro y milenario cuyo único objetivo es “ofrecernos” cualquier sistema con el único requisito de mantener ellos el control.
Los genuinos mentores del bitcoin, o tal vez sean simples mecenas, es el Vaticano, o lo que es lo mismo, el imperio romano y sus leyes marítimas y bulas papales donde figuramos como su propiedad.
Bajo este sistema accederíamos a ciertas energías limpias y baratas y no sentiríamos con tanta presión el peso de la bota que nos pisa. Pero ¿a cambio de qué?.
LOS PELIGROS
El peligro que supone el imparable y espectacular avance tecnológico es sobrecogedor porque su indudable valor y utilidad en unos casos nos puede llevar por otra parte a un transhumanismo donde al ser humano dificilmente se le podría reconocer como tal especie.
El requisito indispensable que figura en la reforma sanitaria de los EEUU, la Obamacare, de implantar un chip RFID para tener derecho a los servicios de sanidad, la proliferación de tecnología enfocada hacia el manejo de ordenadores, vehículos, electrodomésticos, etc etc desde un implante cerebral en el individuo, las exigencias de empresas y bancos para utilizar cada vez más dispositivos con tecnología RFID, el manejo del propio bitcoin vía chips RFID, etc. etc., son los pasos previos hacia un transhumanismo que debemos rechazar con todas nuestras fuerzas.
Estamos viendo despuntar una reedición de la guerra fría; un enfrentamiento ficticio prefabricado para tensar la situación como dicta su doctrina goebeliana. Una alineación a un nuevo eje de poder de los países BRICS que genera dudas en cuanto a sus intenciones y unas razonables sospechas de que detrás pudieran estar los mismos amos cambiando de estrategia.
LA GRAN DUDA
El Imperio Romano convirtió el mensaje de un iluminado en religión allá por el siglo III con el papa converso Constantino como estrategia para mantener en el control de la humanidad a ciertas familias que se han venido sucediendo hasta hoy mismo a través del Vaticano y una serie de sociedades secretas y otras discretas. Este mismo Vaticano trama un nuevo engaño basado en el ecumenismo y la unificación religiosa para reeditar el Sacro Imperio Romano que obedece, casi con toda probabilidad, a seres o entidades que escapan al raciocinio humano.
Por muy poderosos que sean, no pueden impedir sino inculcar parsimonia a la evolución humana frenando nuestro desarrollo mental y espiritual porque en esto radica la clave de su insistente interés por controlarnos.
Esto induce a pensar que la élite anhela un mundo feliz de esclavos desconocedores de dicha condición donde la gran verdad universal y nuestro potencial como seres humanos se nos oculte una vez más por milenios.
Pero en este maremagnum de información y desinformación siempre hay una luz, y tal vez, solo tal vez, estemos asistiendo a la caída del Imperio Romano y la liberación de la humanidad. Es… mi gran duda.