ESCALOFRIÓ DE PLACER

¡Pues aquí no hay un cielo!
Sólo un mundo sensorial, terreno.
¡Aquí no hay palabras!
Sólo susurros y gemidos eternos.
Toma tu placer y tu dolor,
tu obsesión, tu manía.
Toma tu sed y tu hambre
¡Y sacia tus fantasías!
¡Pues aquí no hay excusas!
Sólo razones que te llevan a más.
¡Aquí no hay continencia!
Sólo complacencia y voluptuosidad.
Sé mía por una noche
y sentirás tu cuerpo renacer.
Toma mi mano – y sígueme -
No debes temer…
Cómo olvidar tus encantos, tus locuras.
Tu ígnea mirada cuando quieres un beso.
Cómo olvidar esas noches, esas lunas.
Tu sucio lenguaje cuando quieres eso…
La navaja siempre espera entre tus sénos,
el momento perfecto para salir.
Los pensamientos se vuelven obscenos,
cuando el primer roce viene de ti.
Tu boca y la mía se unen por instinto,
ante las mariposas que nacen de sus nidos.
Las hormonas revolucionan en un laberinto,
cuya salida ultima en placeres prohibidos.
Coges mi mano y la llevas a tus pechos,
exhibiendo el tatuaje de un corazón negro.
Me muestras los caminos, suaves y estrechos,
que sostienen el filo de nuestro Gran Cetro.
Los besos siempre surgen con suavidad,
mas nuestras lenguas nadan por todos lados
en ríos de sangre viva que forman un caudal,
cuando muerdes la carne de mis labios.
Y me hieres, con la misma fuerza que te tienta
a tomar de mí todo lo que quieres y deseas.
Sabes que así, mi lujuria y mi placer aumenta,
como si fueran las caricias de mil correas.
Mis manos sostienen con fuerza tu cintura,
en tanto el beso se hace cada vez más pasional.
Las heridas surgen cual placentera tortura,
de tus pechos que bebo como un animal.
Te entregas por completa a mi beso pervertido
y la sangre de mis labios baña tu frágil piel.
Pruebo las delicias de tu cuerpo sometido,
y el sabor de tus labios rojo y miel.

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