Bond patentó lo que fueron los primeros «tableros parlantes» vendidos en el mundo. Bajo la marca registrada Ouija, capturó inmediatamente la imaginación de la gente con el discurso que servía para contactar con seres fallecidos y demás espíritus.
Izquierda: Foto de Elijah Bond, circa 1880. Derecha: Parte frontal de su lápida.
No fue hasta el año 2007 cuando Robert Murch, un coleccionista de tableros Ouija experto en el tema, logró encontrar la tumba de Elijah Bond para brindarle el merecido tributo por su invención. Según Murch, esta ardua tarea le demandó 15 años de su vida, hasta que pudo localizar la sepultura en el Cementerio Green Mount en Baltimore, Maryland.
Con la ayuda de voluntarios y donaciones privadas, se juntaron los fondos suficientes para mandar a hacer una lápida memorable grabada con el nombre, epitafio y fechas tradicionales de un lado, y una réplica del tablero Ouija del otro. En la actualidad, la tumba es un destino popular para los fans nostálgicos y gente interesada en lo sobrenatural. Después de años de descansar en la anónima oscuridad, de alguna forma macabra, Elijah Bond se comunica con sus visitantes.