En el correr de todo este tiempo las cosas no han pasado por que sí. He entendido que existe una realidad y debo aceptarla.
La casualidad no existe, es un hecho, pero la vida me enfrenta a cosas especiales, extrañas y hasta llamativas, diría, que solo se explican con una lógica que no sería del todo racional, es que como dijera el libro Once Minutos de Paulo Coelho:
“Los encuentro mas importantes ya han sido planeados por las almas, incluso antes de que las almas se hayan visto. Generalmente estos encuentros se dan cuando llegamos a un límite, cuando necesitamos morir y renacer emocionalmente.
Los encuentros nos esperan, pero la mayoría de las veces evitamos que sucedan. Sin embargo, si estamos desesperados, si ya no tenemos nada que perder o si estamos muy entusiasmados con la vida, entonces lo desconocido se manifiesta, y nuestro universo cambia de rumbo”.
El tema es el encuentro de las almas. Por eso en esta oportunidad quería dejar una reflexión en puerta, sobre algo que he leído, un tema poco tocado e interesante, tocándolo con pinzas, no solo por que un poco asusta, sino por que es un tema delicado, para quienes están en el tema, y por que cada vez mas se está dando más este fenómeno del encuentro de los seres y las almas gemelas.
Estoy hablando de las conexiones karmáticas. Según parece las conexiones karmáticas -o kármicas- son personas con las cuales nos sentimos familiarizados en forma inmediata.
Esta empatía se manifiesta así por el sentido de pertenencia con esas personas por haber compartido vidas pasadas como partes de un grupo (familiar generalmente), en forma de pareja o en una simple relación bipersonal, pudiendo haber sido estas conexiones de índole positiva o negativa. Eso explica por qué nos sentimos instantáneamente familiarizados con ellos.
Todos estos encuentros y relaciones dentro de la conexión kármica son emocionalmente intensos, ya sean en forma positiva o negativa, y ocurren por un motivo o propósito.
He aquí la mejor parte: el propósito de estos encuentros, o relaciones, puede ser para desarrollar cualidades, espirituales y materiales que necesitamos para vivir mejor.
Estos beneficios son necesarios para resolver aquellos “temas pendientes” diría yo, o situaciones que impiden nuestro crecimiento espiritual o para desarrollar más aquellos que lo estimulan y también pueden ser para que tengamos una ganancia o pérdida de un aspecto material que sea necesaria para nuestra evolución espiritual.
Me refiero a las cosas mas comunes que nos permiten aprender: abandono, manipulación, abuso, luchas por poder, amor, odio, envidia, celos, intimidad, rechazo, decepción.
Esas son las situaciones por las cuáles aprendemos y de las cuáles, para mejor o peor, depende nuestro desarrollo espiritual…
Si se han encontrado con alguna de esas almas, y han sentido algo de eso, ya lo saben:es una causa que promete un aprendizaje para quien la vive. Así que lo mejor será aprovechar la situación en beneficio de nuestra persona espiritual.
Nada de preguntas, ni explicaciones científicas. Limitémonos a aprender y a desarrollar en el buen sentido esas áreas bloqueadas de nuestro ser, o que nos impiden crecer.