donde tú y yo nos esperábamos,
ya se forzaba la lluvia de media noche
y con todo acudiste a una cita dividida,
bajaste de ese barco un poco apresurado
y ya intuía que te acompañaba mi antagonista de varias jornadas,
nadaste hasta mi castillo, tras dos tragedias me confesaste:
“Le he besado”. Ya mi mente diluía un aporte con dulce
veneno, mientras tu la pintabas de carmesí en el suelo
No sientas culpa, se mata un corazón deshabitado solo una vez,
las demás ya son tumbas.
Y si mi espera con la luna se desnuda,
ven y acércate a esta danza voluptuosa,
adormécete despacio despacio mientras yo seco tus alas
y decides si te salvas de aquí a dos o tres días