El bombardeo aéreo es un ataque de artillería contra instalaciones fortificadas, tropas, ciudades o edificios. Estrictamente, el término bombardeo se usa para referirse a objetivos indefensos con el propósito de desmoralizar a su oponente, especialmente a la población civil y a las autoridades, para conseguir de ese modo la rendición antes de que la totalidad de los edificios sea destruido. Esta práctica fue especialmente común durante el siglo XIX y el siglo XX, especialmente durante la primera y segunda guerra mundial, pasando así a ser conocida comúnmente como "bombardeo"
El bombardeo de un objetivo es especialmente efectivo cuanta mayor destrucción inflige sobre una población indefensa. Aunque históricamente hay pocos ejemplos de una rendición por una amenaza de bombardeo, el simple hecho de la amenaza puede llegar a ser suficiente para que una población deponga las armas.
La destrucción dejada tras un bombardeo es inmensa, llegando en algunas ocasiones a una destrucción casi total. Esta es la consecuencia de la falta de precisión de este tipo de ataque, el cual, aunque se haga a baja altura y velocidad, tiene una baja precisión. Por tanto, los aviones bombarderos desprenden una gran cantidad de bombas durante un ataque para de ese modo aumentar las probabilidades de alcanzar un objetivo concreto.