“Voy a morir de bicicleta”.



Intuyo que voy a morir de bicicleta y que, en ese momento final, yo iré de a pie, y el victimario, en dos ruedas. No exagero. Cada vez leo más en defensa del ciclista —porque carecen de suficientes ciclovías, lo que es verdad—, pero muy poco o nada se dice en defensa del pobre peatón que ha comenzado a sufrir a los ciclistas,y en la mismísima vereda

Lo que nos está matando es una enfermedad llamada automovilismo

Ojalá cada día mas y mas personas que han decidido pedalear vayamos conquistando las calzadas que por derecho son el espacio destinado a la circulación de vehículos y la bicicleta como tal, así debe hacerlo, es el acuerdo. Sin embargo también reconocemos que la cultura y el medio ambiente vial no entregan la sensación de seguridad que las personas necesitan para pedalear. Para muchos no usuarios de la bici, el panorama no es acogedor ni invita mucho al pedaleo. Muchos han optado por circular en las veredas, espacio de circulación peatonal. Hay quienes lo hacen con extrema prudencia y cuidado, otros pésimos conductores de bicicletas lo hacen con agresividad y nulo respeto con los demás ciudadanos.
La prensa con una gran cuota de cizaña, propaga esta situación como una guerra entre caminantes y pedaleros. Hay quienes lo gozan y han encontrado palco para atacar a destajo todo lo que tenga que ver con el pedaleo. Y que conveniente resulta eso, para las autoridades que con infraestructura mediocre han emplazado ciclovías en veredas, oficializado los pasos de cebra como cruces de esas rutas y entregado de alguna forma el “mensaje” que la circulación de la bici es por aceras. Y Conveniente a los que insisten en el fomento del auto, porque mantener en conflicto a peatones y ciclistas desvía la atención del verdadero responsable.

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