Un prometedor banquero de inversión, llamado Thomas J. Hughes, de 29 años, se arroja a la calle desde un piso 24 en Manhattan, Nueva York. Los investigadores encontraron evidencias de consumo de drogas en la residencia del financiero.
El impacto del hombre contra el suelo provocó una oleada de pánico entre los automovilistas y peatones, algunos de los cuales, muy cercanos al lugar de los hechos, entraron en estado de shock, mientras un grupo de turistas que viajaban en un autobús descubierto, no paraban de sacar fotos con los móviles del cuerpo destrozado.
Mario Mroczkowski, testigo de la escena, describió haber visto el cuerpo decapitado del banquero, así como su cuerpo ensangrentado y mutilado.
“Me acerqué, pero cuando miré, lo único que vi fueron trozos de cuerpo y tripas por todas partes”
Según se informó, en la estela del escándalo de “la Ballena de Londres”, una docena de profesionales financieros de todo el mundo se suicidaron en 2014.
No se sabe si la muerte de este banquero está relacionada con investigaciones federales o acusaciones de algún tipo.
Sin embargo, los profesionales de salud mental están desconcertados respecto a los métodos de suicidio empleados por la mayoría de banqueros: la mayoría se suicidan saltando desde grandes alturas de edificios y rascacielos y muchos de ellos, no dejan notas ni mensajes a sus seres queridos.
Según el padre del financiero muerto, su hijo “tenía todo lo que podía desear”, pero sin embargo cree que estaba deprimido y sufría en silencio.
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