Las crecientes tensiones entre China y EE.UU. por el dominio en el mar de la China Meridional han hecho aflorar los temores a que se concrete la posibilidad de un verdadero conflicto armado entre las dos potencias. No en vano, en las últimas dos semanas, las acciones de ambos bandos han generado una guerra de palabras que los analistas encuentran preocupante.
Los principales problemas se centran en los esfuerzos de China para ampliar (o crear) atolones en el archipiélago de las islas Spratly, que, teóricamente, podrían proporcionar una base para sus reclamaciones de aguas territoriales. Esta insistencia de Estados Unidos sobre la libertad de navegación podría llevar estas tensiones a un punto de no retorno.
Estos son tres posibles escenarios, analizados por la revista 'The National Interest' que transformarían las tensiones en el mar de la China Meridional en un conflicto.
La creación de islas artificiales
En los últimos meses, China ha intensificado la construcción de lo que los observadores llaman "La Gran Muralla de arena". Esta gran muralla conlleva la ampliación de un grupo de islas en la cadena Spratly para poder apoyar pistas de aterrizaje, armas, y otras instalaciones permanentes. Parece que Pekín está comprometido con la defensa de estas nuevas islas como parte integral del territorio chino. Washington tiene otra idea, y ha mantenido que llevará a cabo un patrullaje basado en el principio de libertad de navegación de las zonas que China reclama como aguas territoriales.
Pilotos de combate de mecha corta
China y Estados Unidos ya han estado a punto de entrar en conflicto debido a colisiones entre aeronaves. En 2001, la colisión de un Orión P-3 con un interceptor J-8 chino degeneró en semanas de recriminaciones y negociaciones antes de que la tripulación del P-3 fuera devuelta a Estados Unidos y el avión entregado en una caja.
Es fácil imaginar un enfrentamiento aún más grave en el mar de la China Meridional, ya que si un piloto de caza chino en realidad abriera fuego contra un avión estadounidense, la situación podría agravarse rápidamente. Y si un piloto estadounidense disparase contra un avión chino, la reacción de Pekín podría ser contundente.