El mundo se enfrenta hoy a grupos yihadistas más inteligentes, más elásticos y con mayor facilidad para expandirse gracias a su actual estructura horizontal y por la forma de enjambre en la que trabajan, explica Karim Hauser, responsable de Gobernanza de Casa Árabe en Madrid, a Sputnik Nóvosti.
"Tenemos a Boko Haram en Nigeria, a los talibanes en Afganistán, que tampoco han desaparecido, hay actividades en el norte del Sinaí en Egipto", recuerda este experto que mañana participa en el seminario "Terrorismo yihadista: La amenaza global" en los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) con la conferencia "Primaveras árabes, yihadismo y democracia".
"Tiene una lógica de enjambre", explica Hauser, "en la que muchos de estos jóvenes tienen claro que van a unirse por un objetivo" que les da un sentido "de pertenencia, de misión", y que además ofrecen muchos recursos.
La atracción que sienten los jóvenes occidentales de origen musulmán habría que buscarla, entre otros motivos, en una crisis económica que está dejando en la marginación a muchos sectores de la sociedad, opina el arabista.
"Siempre hablamos de cómo abordar esta amenaza desde el punto de vista de la seguridad, con mas policía o mayor presencia militar", pero no estamos mirando "la psicología del potencial yihadista", de ese recluta que se alista con 15 años cuando viene de Siria o Irak, o con 21 si procede de Europa o EEUU".
El especialista señala que hay un incremento en todas las actividades de los grupos yihadistas en los países árabes y musulmanes, con el epicentro de la organización yihadista Estado Islámico (EI) en Irak y Siria, pero no solo se han establecido en esa región.
Hauser alerta de que "se ha incrementado la coordinación de estos grupos yihadistas", con una conciencia y un esfuerzo "a niveles no vistos antes".
El cambio de la estrategia se debe a que la toma de decisiones en el EI "es mucho más horizontal" que en Al Qaeda, que mantenía una estructura muy vertical.
Este nuevo escenario demuestra que son "grupos bien organizados", con gente "muy capacitada" que reúne a personas que han vivido en Occidente, estudiado en universidades, con posgrados "que tienen un manejo de las nuevas tecnologías de información y de producción de mensajes propagandísticos muy evolucionado y sofisticado".
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"Estamos ante grupos más inteligentes, más elásticos, mas fáciles de expandirse por la propia estructura horizontal y por la forma de enjambre en la que trabajan" sostiene Hauser a esta agencia.
"No hay oportunidades laborales, ni de integración en el tejido productivo de estos países", afirma.
Hay, en cambio, "un desasosiego, un exceso de tiempo libre mal utilizado, y por ello es muy fácil captarles en el espacio virtual".
"Está claro que las técnicas de reclutamiento de los yihadistas son mucho más interesantes y llamativas que las opciones que existen en Occidente", opina.
Para Hauser, el EI y otras organizaciones son la extrema derecha del mundo musulmán y, como todos los extremos, son muy violentos.
"El hecho de poder llevar esos uniformes, utilizar unas armas que son muy sofisticadas" anima a los jóvenes.
Hauser señala que existe un "tema de identidad que es muy importante, pero del que no se habla mucho".
Hauser reitera que "hay una necesidad de ir más allá del enfoque de seguridad para entender a estos buscadores de identidad".
El analista explica a esta agencia que un estudio reciente confirma que los combatientes buscan esa identidad, "esa pertenencia a un grupo", en este caso islamista, que ha sabido crear "una identidad" que, además, tiene el ingrediente de la "aventura" con el objetivo de consolidar un "califato un tanto virtual", pero que les provee de armas y de tanques.
"Esa identidad es la que tanto echan de menos estos jóvenes que llegan de Occidente".
Hauser no cree que los nuevos terroristas sean "hijos ilegítimos" de las frustradas primaveras árabes porque entre otras cosas el origen de estas células se sitúa en Afganistán o Pakistán.