Turquía está planeando invadir Siria. Para luchar no contra el ISIS sino contra los kurdos.
“Jamás permitiremos el establecimiento de un Estado en nuestra frontera sur, en el norte de Siria”, dijo el viernes el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. “En este punto, seguiremos con nuestra lucha cueste lo que cueste”.
Erdogan quiere crear una línea de defensa a lo largo de la frontera turca que penetre 30 kilómetros en Siria, en una zona que los kurdos pueden arrebatar al ISIS.
Como siempre, el Gobierno turco teme a los kurdos más que cualquier otra cosa. Un Kurdistán independiente podría alentar al pueblo del Kurdistán turco a seguir el mismo camino. Y el 25% de la población turca es kurda.
La única solución turca a largo plazo para este problema es hacer la paz con los kurdos. Los kurdos no se van a ir a ningún lado. No quieren estar en Turquía, ni en Siria, ni en Irak ni en Irán porque todos estos países los han tratado como si fueran basura.
Las buenas noticias para Turquía -si son lo suficientemente inteligentes para concebirlo- es que los kurdos son el pueblo de Oriente Medio con el que es más fácil amistarse. Hacerse amigo del ISIS, en cambio, es imposible.
¿Qué hará EEUU si Turquía carga contra nuestros únicos aliados genuinos y competentes en la guerra contra el ISIS? Probablemente nada. Turquía es miembro de la OTAN, y aunque no lo fuera una guerra contra Turquía es impensable por muchas razones.
De todas formas, si Turquía decide seguir adelante, el número de quienes insistan en que salga de la OTAN al mismo tiempo que Grecia salga del euro será mayor que nunca.
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