Europa: La Policía vigila a más de 500 posibles yihadistas que pueden atentar en Francia

El caso de Ayoub El Khazzaini, autor del atentado frustrado en el tren que cubría el trayecto Ámsterdam-París, ha iluminado esa realidad bien conocida por los especialistas

En Europa hay varios millares de lobos solitarios, yihadistas activos o durmientes, que se benefician de las facilidades del espacio Schengenpara circular con inquietante facilidad por varios países europeosFrancia se ha convertido en la matriz podrida de esa Europa del crimen, la delincuencia y el fanatismo islámico.
El caso de Ayoub El Khazzani, autor del atentado frustrado en el tren que cubría el trayecto Ámsterdam-París, ha iluminado esa realidad bien conocida por los especialistas.
Interrogado desde el domingo en los locales de la Direction générale de la sécurité intérieure (DGSI, espionaje y secciones anti terroristas), en Levallois-Perret, en la periferia norte de París, Ayoub El Kazzani tiene el perfil clásico de todos los lobos solitarios que han cometido un largo rosario de matanzas durante los últimos años.
Como los autores de la matanza de «Charlie Hebdo», a primeros de años, en París, Ayoub El Kazzani estaba fichado por la policía. Primero, por los servicios de seguridad de España, donde residió varios años, llegado de Tánger, antes de cruzar fácilmente las fronteras de Francia, Bélgica y Holanda, con idas y venidas difíciles de controlar. Originalmente, el espacio Schengen fue concebido como un «espacio policial europeo». Finalmente, la libertad de circulación ofrece a los criminales posibilidades excepcionales.

Reformas

Nicolas Sarkozy y otros líderes han pedido la reforma o renegociación del espacio Schengen. En vano. Los recientes incidentes en Calais han forzado un entendimiento franco-británico. La ya antigua colaboración antiterrorista hispano-francesa ha sido presentada en muchas ocasiones como un «modelo». A todas luces insuficiente.
Interpol y servicios de seguridad europeos estiman que hay «varios millares» de terroristas potenciales, errantes en la impenetrable oscuridad de los suburbios europeos.
Según los especialistas del Ministerio del Interior francés, entre 500 y 1.000 franceses de origen norteafricano pudieran estar «tentados» por la «guerra santa», el crimen yihadista, en solitario o en banda organizada. Más de 500 franceses se han integrado en Estado Islámico.
Se trata de una realidad policial bien conocida, relativamente bien estudiada. Esa galaxia de lobos solitarios viven, vegetan y viajan con la más absoluta libertad por los 780 guetos suburbanos franceses, el frente yihadista más inquietante de Europa.
Francia se convirtió hace años en la primera nación musulmana de Europa. 5 o 6 millones de franceses son confesionalmente musulmanes. Se trata, en su inmensa mayoría, de musulmanes pacíficos. Emboscados entre esa inmensa mayoría, las minorías radicales que viven en los guetos conflictivos, en un estado de guerra civil étnica permanente, apenas larvada.
En la periferia de París, Lyon y Marsella, entre otras grandes ciudades,las minorías musulmanas se entienden mal con otras minorías étnicas. Y son frecuentes las crisis violentas de carácter no siempre menor. En algunos de esos guetos suburbanos, la violencia étnica está íntimamente asociada al tráfico de drogas, la delincuencia común y el tráfico de armas. Hace meses, Manuel Valls, primer ministro, decidió presentar un «plan de acción» contra la delincuencia, en Marsella. Fue recibido a tiros de fusil de asalto kalaschnikov. Y los autores de ese recibimiento nunca fueron detenidos.
Ayoub El Khazzani comenzó por instalarse en Algeciras, llegado desde Tánger, hace años. Y vivió en los submundos españoles hasta que decidió descubrir nuevos horizontes. Beneficiándose de la libertad de circulación del Espacio Schengen prefirió instalarse en Francia y viajar regularmente entre Holanda y Bélgica. Se trata de rutas bien conocidas por los traficantes de drogas y armas.
Como muchos otros de sus colegas, Ayoub El Khazzani pudo colaborar con otras bandas de criminales, entre la delincuencia común y el yihadismo. Todos los criminales islamistas detenidos durante los últimos años tienen el mismo perfil. Comienzan como pequeños delincuentes de barrio. Se educan religiosamente en prisión. Y se sirven de sus primeras experiencias para lanzarse en aventuras mayores y más inquietantes. Muchos de ellos deciden enrolarse en el Estado Islámico. Otros prefieren trabajar por su cuenta, como lobos solitarios, en Europa.

Francia, epicentro

Francia se ha convertido en encrucijada y matriz de esos tráficos y amenazas. Todos los musulmanes magrebíes hablan el francés desde la infancia. Existen muchos lazos históricos, sociales, culturales y familiares que facilitan la movilidad social y la libertad de circulación, desde Francia. El ministerio del Interior francés puso hace tiempo un teléfono al servicio de las familias musulmanas que deseen denunciar a hijos o parientes tentados por el yihadismo. Muchas madres musulmanas francesas han usado ese recurso para intentar recuperar a sus hijos. Pero muchos lobos solitarios ocultan sus tráficos y proyectos incluso a sus familiares.
Los especialistas que interrogan a Ayoub El Khazzani esperan conseguir dos tipos de informaciones. Posibles relaciones con alguna banda o grupúsculo criminal. Y, sobre todo, llegar a comprender el funcionamiento práctico de las distintas filiales europeas de varias telas de araña paralelas: filiales radicales islámicas, filiales del tráfico de armas, filiales del tráfico de droga, filiales emboscadas en los guetos suburbanos franceses.

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