Talesskef, el pueblo fantasma que frena al Estado Islámico

Foto: Alfredo Panadero
Hay una pequeña carretera que lleva al pueblo pero está desierta y el paso no es permitido a los extranjeros. Un check-point de Peshmerga vigila los coches que quieren entrar. A 10 kilómetros ondean las banderas del Estado Islámico.
JAUME VIVES VIVES/-Hemos quedado con el capitán de las milicias cristianas de la zona, nuestro traductor le llama y viene a buscarnos escoltado por 4 soldados en un gran todoterreno.
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El corazón se encoge a medida que el coche avanza, desierto a ambos lados y cada vez más cerca del frente. Antes de llegar al pueblo paramos el convoy en unas casas situadas a un lado de la carretera, allí tienen la central operativa las milicias. En la entrada 20 soldados armados, otros 10 siguen al capitán vaya donde vaya, son su sombra.
Muchos de ellos antes vivían en el pueblo, ahora sus casas están destruidas. Ahora viven en el pequeño complejo de casas, sus familias en Alqosh u otros pueblos de la zona y solo las ven cuando descansan de la guerra.

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Foto: Javi Carreras

La mayoría no son militares profesionales, antes tenían sus trabajos, pero la situación se les ha impuesto. El Ministerio Peshmerga tiene un campamento de entrenamiento militar y la mayoría de los miembros de esta milicia se han acogido a ese plan. Los vecinos  se han convertido en el ejército del pueblo.
Antes de entrevistar a Safaa (el capitán de la milicia Nineveh Plain Forces) quieren enseñarnos el frente, las trincheras desde las que junto con otros Peshmerga contienen al Estado Islámico para que no siga avanzando.

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Foto: Javi Carreras

Para ir hasta allí van usar nuestra Pick-up, su todoterreno y otra Pick-up con una metralleta Doshka colocada en el maletero. En el todoterreno va el capitán con 5 soldados, en la Pick-up van otros 5 soldados y 5 en la Doshka y en la nuestra se han subido otros tres milicianos en el maletero. Nos han pedido que por seguridad dejemos 150 metros de distancia con el coche que abre camino.
A escasos metros de las trincheras el convoy se para y el miedo nos invade. No sabemos a qué esperamos, nadie dice nada, no hay casas, solo un enorme secarral y tres coches camino al frente parados.

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Foto: Alfredo Panadero

Pasan 15 minutos y arrancamos. A lo lejos se distingue la trinchera Peshmerga (a 2Km del EI): enormes montañas de arena, sacos llenos en lo alto, varios puntos de vigilancia, agujeros entre los sacos para disparar y vigilar, camas, coches, soldados y un pequeño campamento en el que cocinan, se resguardan del calor y pasan los ratos muertos.

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Foto: Alfredo Panadero

Subimos a los puestos de vigilancia. Nuestro cuerpo sobresale 1 metro por encima de la línea de tiro, con prismáticos vemos ondear las banderas de Estado Islámico al fondo de la llanura. El corazón se nos encoje.

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Foto: Alfredo Panadero

Nos explica el Teniente Coronel de la zona que hace unos días dos suicidas cruzaron el valle cargados de explosivos. Afortunadamente les mataron antes de que llegaran a acometer su objetivo: atacar el frente Peshmerga que les tiene bloqueados.
El día 17 de agosto de 2014 echaron al Daesh de Talesskef y levantaron el campamento. Por aquel entonces el combate era desigual: el Daesh tenía buenas armas y ellos se defendían con munición tradicional. Nos explican que la Coalición Internacional les ayudó y ahora están mucho mejor, aunque para ellos, la ayuda sigue siendo insuficiente.
En el frente, musulmanes y cristianos luchan codo con codo para defenderse del Estado Islámico. De hecho la convivencia es absoluta, durante el mes del Ramadán los cristianos les acompañan.

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Foto: Mohamed Kaki

Cuando les preguntamos por las bajas que han tenido desde que están en el campamento uno de los generales le hace una señal a nuestro entrevistado para que no de datos, solo nos dicen que el Daesh ha tenido muchas más y que su táctica es defensiva, el armamento que tienen no les permite mucho más.

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Foto: Javi Carreras

No quieren decir ni sus horarios ni sus estrategias, nada que pueda comprometer sus acciones o su reputación.
Nos sorprende, sin embargo, lo serviciales que son los soldados con nosotros. No dejan que pasemos ni hambre ni sed. Nos dan agua, fruta y café. Sonríen y nos observan.
Al volver de las trincheras paramos, ahora sí, en el pueblo. No hay nadie en las calles. La mayoría de casas están derruidas, muchas de ellas por el fuego o las bombas. Las malas hierbas han crecido por todas partes y el tendido eléctrico está completamente deteriorado.

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Foto: Alfredo Panadero

No queda nada, solo un vago recuerdo de lo que algún día fue un pueblo con 7.000 personas, la mayoría de rito caldeo. Muchas de las entradas de las casas tienen todavía imágenes de la Virgen y de santos. El cuerpo del pueblo ha muerto, solo ha quedado en pie el alma.

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Foto: Alfredo Panadero

El Estado Islámico estuvo solo 11 días en el pueblo pero fueron suficientes para destruirlo. Paseamos por el pueblo con 20 soldados a nuestro alrededor. Nos enseñan el cadáver de un pueblo que antaño estaba lleno de familias. Uno de los peshmerga señala la que hasta hace un año era su casa y que ahora está completamente derruida. Nos dice que la gente quiere volver pero no hay ni agua ni electricidad. El EI quemó los generadores que había.
Solo murió un civil durante el ataque, el resto consiguió huir. Era agricultor y pisó una mina una vez el EI se había marchado.
En el ataque murieron 9 peshmerga “y muchos más del Desh” según nos dicen los milicianos.

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Foto: Javi Carreras

Los milicianos nos enseñan dos iglesias que hay en el pueblo. La primera, la iglesia de San Jorge, está cerrada y no podemos ver su interior. La segunda, Mar Jacob (iglesia de San Jacobo) está abierta y nos permiten entrar. Es una iglesia del siglo XIV.

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Foto: Javi Carreras

Un soldado hace repicar las campanas. Campanas que antes avisaban de la muerte de alguien del pueblo o de la hora de Misa ahora indican que todavía hay alguien en el pueblo, la resistencia que no dejará que Estado Islámico entre de nuevo, la seguridad de que gracias a los que ahora hacen repicar las campanas, en otros pueblos de la zona sí que se puede seguir practicando la fe.

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Foto: Javi Carreras

En el interior de la iglesia el Sagrario está profanado y una imagen del Sagrado Corazón completamente destruida. En el altar todavía hay un pequeño mantel debajo de una cruz plateada. Los soldados se van acercando, besan la cruz y se santiguan.

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