Objetivo cumplido: Estado Islámico amenazó en febrero con inundar Europa de inmigrantes

Italia ya advirtió hace varios meses que sus servicios secretos habían detectado la presencia de terroristas camuflados entre quienes pretendían cruzar las fronteras europeas. Siete meses después, la amenaza estaría más que cumplida. Europa vive una ola de inmigración no vistas desde la Segunda Guerra Mundial. 


Miembro del EI en Julio de 2014 y en la actualidad, pasando como refugiado en la frontera de Macedonia 


No existe ningún tipo de control sobre las personas que ya están dentro del territorio europeo. Sabemos que la mayoría huye de la miseria y el caos. Pero también está la posibilidad, real, de que estemos presenciando sin darnos cuenta de una llegada masiva y silenciosa de terroristas, camuflados entre toda esta gente desesperada, con intenciones nada buenas.




Es tal la ola de personas que vienen de las zonas azotadas por los conflictos, que Hungría tuvo que detener todos los trenes y cerrar la estación de Budapest por el flujo de migrantes.





Disturbios por encontrar un Corán en los inodoros 



Un suceso que no hizo aparición en prácticamente ningún medio, fue que el pasado 20 de agosto un grupo de 50 solicitantes de asilo, en su mayoría de Siria, atacó a la policía y a la prensa en la ciudad alemana de Suhl, donde se encuentra un gran centro de acogida actualmente superpoblado. 18 personas resultaron heridas y tuvieron que ser hospitalizadas, entre ellas seis policías. El motivo fue que alguien dejo un Corán en los inodoros del centro, y a partir de ahí se desataron los disturbios.


 


Cientos de miles de migrantes y refugiados intentan entrar en territorio de la Unión Europea para pedir asilo, huyendo de países devastados por conflictos. Sin embargo, las medidas que aplica la UE, cada vez más restrictivas, no alivian su penoso viaje, llegando algunos países a contemplar incluso el uso de la fuerza militar contra el flujo migratorio o el levantamiento de muros, como Hungría. Para miles de estas personas desesperadas se trata de un círculo vicioso: huyen del Estado Islámico o del hambre, pero acaban muriendo en camiones o en el mar, en medio del rechazo de las autoridades europeas. El problema, que ya ha sido calificado como la peor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial, sigue sin encontrar solución.

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