Un nuevo informe publicado por el Daily Beast, afirma que la Corrections Corporation of America (CCA), una de las dos grandes corporaciones de prisiones privadas de Estados Unidos, ha visto como sus ganancias se han disparado gracias a una maniobra impulsada por la administración Obama que ha pasado casi desapercibida al gran público.
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Sin embargo, en estos momentos, las personas detenidas se cuentan por miles.
Todo comenzó el verano pasado, cuando un gran número de familias que huían de la violencia en América Central comenzaron a cruzar a los Estados Unidos. El gobierno de Obama abrió unas instalaciones en Artesia, Nuevo México, para detener a estas familias; después de la controversia, esa instalación fue cerrada y un nuevo centro, por la empresa CCA se inauguró en Dilley, Texas, con una capacidad de 2.400 camas.
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“En sólo un año, estas empresas de inversión se han beneficiado de la detención ilegal de niños y bebés que huyen de Centroamérica”, afirma Bryan Johnson, un abogado de inmigración que representa a muchos de los inmigrantes en Dilley.
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“La única razón que puedo intuir para que estas familias sigan retenidas en estos centros, es por las presiones increíbles que deben producirse para mantenerlos en funcionamiento en base a su rentabilidad”, afirma Laura Lichtenberg, una abogada de inmigración.