BUENA PUNTERÍA POÉTICA

La palabra como cámara. La cámara como arma. Ese es el blanco del poema. La escritura es entonces un asunto de buena puntería.




Los que están tras el lente aparecen en la escena. Los que miran son mirados en su circunstancia biográfica y su dimensión poética. 

Estos poemas quieren hacernos ver. Ayudarnos a afinar la puntería. Aguzar el ojo, afirmar el pulso. La poesía sucede sólo si da de lleno en el blanco. Para eso hay que concentrarse y observar el mundo tal cual es.

La poesía es aquí una forma de mirar. La escritura, un juego con las imágenes, un ejercicio del ojo. 

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