POSEÌDOS POR ALLAH

manni ash a‘lía ana ‘ábdun mamlûk
wa l-ashyâ maqdía mâ fî t-tahqîq shkûk

¿Qué depende de mí? Soy un esclavo poseído,
y todo ha sido predeterminado: cuando se comprueba, no quedan dudas.



El ser humano ha surgido de la nada: lo que es, lo debe a su Creador. Y, en sí, el ser humano sigue siendo nada, y su única realidad es la sujeción que lo ata a su Señor, Eje de todo lo que existe. El ser humano es un esclavo (‘abd) poseído (mamlûk): no posee nada, sino que él mismo ‘pertenece’ a la Verdad, cuya Voluntad él traduce a cada instante como servidor fiel en la raíz de su ser. No debemos entender en sentido negativo este concepto de esclavitud (‘ubûdía), al contrario, significa en realidad reunificacióndisolución de la autosuficienciarendición a la Verdad que mueve la existencia, y, efectivamente, el Corán llama ‘abd al Profeta cuando se encuentra en los más altos grados de su experiencia espiritual.

Cuando el ser humano realiza el Tahqîh, la Comprobación, descubre que todo cuanto existe, toco cuanto acontece, hunde su esencia en la Eternidad Insondable del Señor de los Mundos, y por ello se dice que todo ha sido predeterminado (maqdí): las cosas están fijadas (al-ashyâ maqdía) en la Atemporalidad de lo Auténtico, en el misterio del Destino (al-Qadâ wa l-Qádar). Cuando el ser humano reflexiona sobre las cosas, conforme se van diluyendo sus seguridades, descubre esta esencia, y ello lo invita a una rendición sincera(islâm) en la que hay paz y salud (salâm).

rabbî nâzar fía wa ana nazrî matrûk
fî l-arhâm wa l-ahshâ min nutfa sawwarnî

Mi Señor miró hacia mí cuando yo carecía de mirada:
en medio de entrañas, a partir de una gota, me dio forma.

         No hemos decidido nada nunca. Fuimos creados cuando carecíamos de todo. Allah nos miró cuando no podíamos mirar, es decir, nos dio el ser cuando no teníamos nada. Lo más importante, nuestra existencia, nada tiene que ver con nuestra voluntad. Y a partir de unagota (nutfa) en la que el Querer Creador mezcló espermatozoide y óvulo, en medio de entrañas (arhâm, ahshâ), Él nos dio la forma que quiso.

Derivamos de ese primer momento, que fue realmente determinante de lo que somos, ¿creemos que ahora sí tenemos una capacidad independiente de Allah? ¿de donde nos vendría esa facultad extraordinaria? Somos la evolución de algo insignificante, en todo momento guiado por la Voluntad que entreteje nuestros instantes, y, sin embargo, nos engañamos a nosotros mismos depositando nuestra confianza en quimeras inventadas por nuestra ilusión, en lugar de volvernos a lo Único Real. Quien medita en esto, realiza el Tahqîh, laComprobación que lo devuelve a la Verdad (Haqq).

yaqûl limâ shâa kun fa-yakûn
wa yubdîu subhânahu wa yu‘îd

Dice a lo que quiera “sé” y “es”,
y Él -glorificado sea- le  da comienzo y lo repite.

         Cuando la inteligencia, el entendimiento y el corazón se sumergen en lo que la palabra Allah sugiere se ven desbordados por la Grandeza infinita que empiezan a intuir y son arrastrados a las inmensidades del Tawhîd, la Unidad-Unicidad, clave del Islam: es ahí donde resplandece el astro de la fortuna del musulmán sincero.

Remontando la cadena de efectos y causas, el hombre llega un momento en que imagina el Principio Absoluto en el que está el Poder Creador en su esencia más pura, el Poder al que basta su Voluntad para que el universo entero y cada cosa en él sean y existan, surgiendo de la nada, en respuesta a su Imperativo Creador.

Sólo Él -¡glorificado sea! (subhânah)-, valiéndose exclusivamente de su Querer, da la Orden y su Poder ejecuta su Deseo, y surge toda realidad querida por Él, le da comienzo y la repite, es decir, la sostiene, la preserva, la conduce a su destino, y la recupera en lo infinito de su Verdad Eterna (al-Ajira, el Más Allá). Él crea, rige, mata y hace resurgir lo que desea. Para Él no hay obstáculo: el espacio, el tiempo, las causas y sus resultados, todo es según su Voluntad, y nada se le opone, nada puede resistir ante Él porque todo lo que no es Él es nada, solo Él es Verdad, subhânah...

Ése es el Océano inabarcable en el que se sumerge el musulmán, pasa saborear el significado encerrado en el sonido Allah. Y es ahí donde, coincidiendo con su Señor, se vuelve realmente soberano, califa.

wa yáhkumu fî jálqihi mâ yashâ
wa yáf‘alu fî múlkihi mâ yurîd

Gobierna su Creación como desea
y hace en su Reino lo que quiere.

         No hay leyes de la naturaleza, ni razones, ni reglas, en la existencia. Lo único real es la Voluntad de Allah. Eso es lo que mueve el universo. Todo es según quiere Allah, en conformidad con su Deseo, sin que exista ninguna excepción a esta única Ley. Esto es lo que se descubre con el Tahqîq, la Comprobación que resulta de meditar en la raíz de las esencias.

El gobierno  pertenece a Allah Uno: Él rige cada cosa. La única acción (fi‘l) es el Acto de Allah, junto al que no hay ningún otro acto... Allah determina y realiza, está absolutamente Presente en cada instante, siendo el Rey de cada Instante, el Señor de los Mundos, la Verdad, el Irrefutable, porque es la Clave en todo. Él es Absoluta Extroversión, Liberalidad que no puede ser contenida, el Verdadero Existente. La Creación (Jalq) es suya, y es su Reino (Mulk), el Dominio donde es ejecutada inexorablemente y a cada instante su Voluntad (Mashía, Irâda).

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