SATANAEL: LA LUCHA ETERNA CONTINUA




LA CONVERSIÓN DE SATANEL

El individuo que más podía verse influenciado por Luzbel era sin duda su discípulo más directo, Satanel, que ahora se hallaba embarcado en una empresa diferente: difundir el Llamado de Paz en el Universo.
Nordac dice haber tenido una visión de Satanel en esta etapa de la Saga del Plan Cósmico. Pero lo describe como un humano: alto y esbelto, de tez blanca, largos cabellos negros, y ojos claros, profundos y penetrantes. ¿Por qué, si se supone que Satanel era un Hombre-Serpiente?
Es posible que Satanel hubiese cambiado temporalmente su cuerpo reptiliano por uno humano, en una de aquellas Expediciones de los Emisarios de la Paz. Acaso como una señal de Buena Voluntad, para presentarse ante una Civilización que seguramente también era humana.
No obstante a ello, aquel importante miembro del Consejo de los 33, caería en las tinieblas para transformarse en el principal seguidor de la causa de Luzbel.
«RAH» fue nuevamente el punto importante de la discusión entre la corporización de Luzbel y Satanel, demostrándose que la lección pasada —el origen de la Guerra Antigua—, en realidad, no había terminado de ser aprendida.
Los ojos de Satanel se tornaron oscuros como el espacio. Luzbel había logrado llenar su corazón de odio hacia los humanos de la Tierra, pues estos eran «Hijos Prohibidos» de «RAH».
Sin embargo, el ser «hijos» de Orión no era lo más terrible, sino el estar dotados de algo que los mismos Orionitas no poseían: el Libre Albedrío.
Luzbel, hábilmente, logró convencer a Satanel que la Humanidad de la Tierra debía ser destruida. Y por si fuera poco, llegó hasta afirmarle que constituíamos un peligro para los mismísimos Orionitas, por cuanto en un futuro, tarde o temprano, les destruiríamos al convertirnos en una Civilización más poderosa.
Todo esto era un golpe muy estudiado, pues, si el Resplandeciente lograba polarizar a Satanel, sabía que el antiguo General de Vigilantes y ahora Maestro representante de todo Orión, contaría con miríadas de seguidores. Y así fue.
De esta manera, poco a poco comenzaron a tensionarse las relaciones entre la Confederación y los Orionitas, ya que se habían convertido en los principales detractores de las decisiones de los Mayores, y todo esto amparado por la influencia directa de un Resplandeciente.

LA REBELIÓN DE SATANAEL

En primera instancia, el propio Satanael intentó convencer al mismísimo Consejo de los 14 para enviar una Avanzada de Aniquilamiento a la Tierra. Y al igual que Luzbel, no tuvo éxito.
Los Sabios Maestros comprendían que la propia existencia de la Humanidad era parte del Plan Cósmico, una estrategia que buscaba que nuevas formas de vida, pero con los mismos inconvenientes que ellos —como la tendencia guerrera y colonizadora— pudiese encontrar el Eslabón Perdido que permitiría restituir el orden quebrantado y por consecuencia alcanzar Grados Superiores de Evolución.
Empero, Satanael no comprendía. Estaba lleno de odio. Había sido polarizado. Entonces, poseído de ira, e impotente de convencer al Consejo de destruir la Tierra, levantó su larga y extraña arma. Y de este aparato disparó espantosas energías —como si fuese un fuego eléctrico— hacia los miembros del Consejo. Les destruyó a todos.
Fue entonces como de una oposición teórica y manifestada en opiniones divergentes, se pasó a una acción radical violenta. Era el inicio de la Rebelión de Satanael, a la que se plegaron Planetas de Orión y de otras Civilizaciones, como la de Zeta Retículi.
(De acuerdo al Contactado colombiano Solraser, fueron 36 las Civilizaciones que se enfrentaron a la Confederación: Civilizaciones de Orión como las de Alnilam, Bellatrix, Betelgeus y Rigel, secundadas por otras como las de Barnard, Draco, Eridane, Lira, Marcab, Zeta Retículi, Zeta Tucane, y Zeta Zilón).
Y los ecos de aquella disidencia, que llegó a tener alcances de una verdadera Guerra de las Galaxias, aún resuenan en el Cosmos.
Urlasa —uno de los 24 Mayores de la Galaxia—, planteó la necesidad de terminar pronto con este conflicto bélico que ya estaba poniendo en crisis al Universo, llegando al punto de confundir a otras Confederaciones en lo que correspondía a su propio actuar.
El planteamiento fue aceptado, y se decidió por una ofensiva total que tomó por sorpresa a las legiones de Satanel y Luzbel, reduciéndolas y dominándolas por completo.

LA BATALLA FINAL EN TALAMPAYA

En la Tierra, la Base Científica de Orión en Talampaya, que también era una Base Militar, pasó a formar parte de las Fuerzas de Satanel. Dentro de ella no existía un total consenso de ello, y hubo quienes desde el principio tomaron una posición ambigua. Principalmente entre los jefes no había una completa convicción a la Rebelión, pero muchos de ellos fueron sometidos por la influencia satánica.
Fue cuando la Confederación de Mundos envió a un contingente de Naves a retomar la Base y fueron atacados. Entonces se produjeron grandes batallas, muchas armas fueron usadas, y finalmente una gran explosión destruyó todas las instalaciones de superficie. Pero no así lo que preventivamente se había reubicado tiempo antes en el interior del gran Monte Negro de Talampaya, protegido por un Escudo de Energía.
Fueron muchos los muertos, tantos que cayeron 24.000 en el perímetro cercano a la Base, y dentro de ella, finalmente se desató una rebelión a los mandos que respondían a Satanel. Hubo una gran lucha cuerpo a cuerpo que posibilitó finalmente que la Confederación retomara el control.
En aquel lugar quedó un gran Valle de los Caídos, donde aún hoy se encuentran los 24.000 seres muertos en la Gran Batalla Final. Como así también los 12 Jerarcas Orionitas retenidos dentro de Cristales.
Además quedaron los equipos del Laboratorio y sus resultados, todo bajo la custodia de la Gran Hermandad Blanca, que fundaría allí mismo la Ciudad de Ankar, que significa «Luz de los Tiempos».

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