Un lobo estaba pasando mucha hambre y pensaba como hacer para garantizar la obtención de su alimento diario de una manera mas fácil y con menos riesgos. Todos los día veía pasar a una gran manada de ovejas muy alegres, pues a ellas no les faltaba nada, tenían un pastor que las cuidaba, agua, pasto fresco a tiempo, un techo donde protegerse de los lobos y del intenso calor o el frío, ¿que mas podían pedir? el lobo quien ya tenía mucha hambre pensaba muy triste: “quisiera ser como una de ellas para no seguir así, tan solo y con hambre” hasta que se le ocurrió disfrazarse de una ellas. Es así como después de tanto buscar al fin consiguió una piel fresca logrando mezclarse en el rebaño, sin que el pastor de las ovejas pudiera reconocerlo.
Ese día antes de que oscurezca, el pastor para proteger a las ovejas, las llevo al establo asegurando la puerta como acostumbraba cada día. Asustado el lobo, se preguntaba: “En que momento se me ocurrió esta idea, a que hora abrirán esa puerta, no me gusta el encierro, ¡yo amo la libertad! y pensar que todo esto debo pasar por un poco de comida, bah”, pasando así la noche como una oveja más.
Al día siguiente muy temprano, al fin se abrió la puerta, era el pastor quien entraba con uno de sus hijos menores a quien le dijo: “Escoge un cordero hijo mío, para que tu mamá lo prepare hoy para el almuerzo” Sera un gran día, celebraremos tu cumpleaños y comeremos lo que mas te gusta, mientras afilaba unos grandes cuchillos. El joven muy obediente escogió uno de ellos, y confundiendo al lobo con un cordero, lo saco y lo sacrificaron rápidamente para que fuera su alimento y el de su familia ese día.
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