El policía y el miedo

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La definición de miedo ha demostrado ser un misterio difícil de alcanzar por los científicos.
La amígdala cerebral es el órgano que controla el miedo, causante de disparar las respuestas emocionales.
Este área del cerebro en forma de almendra es la que nos mantiene alerta ante situaciones de peligro, y en base a ese miedo reaccionamos cada uno de distinta manera, siendo la forma principal y generalizada la del susto y retroceso, pasando posteriormente a una reacción más consiente.
Tener miedo no es malo, de hecho casi todos lo tenemos, y digo casi todos porque existen casos en los que la amígdala está afectada y no se siente miedo hacia ningún estimulo, algo que no deja de ser peligroso. El policía siente miedo, y eso no es malo, pero puede provocar reacciones inesperadas y no conscientes con resultados no deseados, ellos no son inmunes a esta reacción instintiva previa al comportamiento aprendido.
David Berengueras, autor del libro Cara a cara ante una intervención armada, no ofrece una visión más clara del asunto al indicarnos que cuando se produce una agresión la faceta profesional y aprendida del policía aflora a medida que esta avanza.
El autor, también, nos habla de la importancia del “efecto túnel”, que da nombre a la situación en la que ante una situación de peligro reducimos considerablemente el campo de visión normal que está en torno a los 180 grados para concentrarnos en lo más inmediato, perdiendo también la profundidad del campo de visión. En su estudio por saber qué ocurre en el cerebro de un policía ante una intervención armada ha concluido en que una cosa es lo que se quiere hacer, y otra lo que se hace.
Las reacciones en momentos de peligro son sorpresivas para sus actores una vez que las mismas son analizadas, llegando a perder incluso la más pura lógica para cualquiera que las analice.
Muchas personas desconocen cuál será su reacción en situaciones extremas, ya que, afortunadamente para ellos, no las han experimentado, lo que no es óbice para obviar el aprender a reaccionar ante diferentes amenazas en diferentes escenarios.
El policía en su quehacer diario sufre constantes situaciones de miedo, en mayor o menor medida, siendo su percepción particular del miedo la que va a determinar la peligrosidad de la misma, escala que no es igual para todos, como tampoco lo serán sus primeras reacciones intuitivas como respuesta a ese ataque. Si bien el policía no puede evitar sentir miedo no es un obstáculo para que sea valiente.
*Experto en seguridad ciudadana y bienestar social. Profesor de seguridad y protección

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