Enamora a un poeta y serás inmortal, dicen. Mi consejo; no te enamores nunca de uno o morirás todos los días, de hecho, yo tardaba más en reconstruirme que el volver a morir. Me robaba el oxígeno cuando me daba dos besos y lo recuperaba cuando llevaba su voz al límite cantando,“ Tenía un estilo de vestir bastante curioso y sabía hacer sonreír, tenia una sonrisa muy curiosa, así que, puede decirse que era alguien inusual. Y claro, a mí me encanta lo inusual.
Pero,¿acaso nadie se ha parado a pensar en lo bonito que es su rostro? Porque, no lo entiendo. ¿Alguien ha analizado como observa? ¿Acaso soy la única que no puede dejar de mirarle la boca cada vez que la abre? Tengo su voz clavada en la imaginación de mis pupilas gustativas, razón por la cual pienso que besarle ha de ser como un baño de agua caliente en invierno. ¿Alguno se ha quedado con el movimiento de su cuerpo? Cómo desliza sus dedos por su cabello mientras se lo peina con el viento. Seguro que cientos, no me extrañaría.
Muchas noches pensaba en hablarle bajo las de saber quién era el tipo que me estaba volviendo completamente loca, pero sus respectivas mañanas hacían que tomara conciencia de que lo mejor era estarse quieta. Por ello, durante muchos años me mantuve al margen de mis ganas, llevándome así al límite de las más pura psicopatía que únicamente estudia el lunar que tiene en el labio, justo aquí.
No sé absolutamente nada de él, y eso me encierra en un juego dañino y morboso del cual no me veo capaz de salir, ni siquiera a tomar un descanso. Porque sin lógica alguna, pienso en él cada día. Es rutinario.
Pero siempre espero, porque algo me dice que todo esto no es en vano y que tiene que ocurrir antes de que se adueñe de canciones ajenas a las suyas. De lo contrario, estaría perdida. Estoy perdida
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