LA DISPUTA POR EL MANDO DE LA TIERRA. ENKI (LUZBEL) ENLIL (ASHTAR SHERAN). CUAL ES TU DIOS?
En este capítulo se explicará quién se queda a cargo de la Tierra tras la llegada de los anunnaki, de algunas disputas familiares. En realidad la repartición de un motín de los dioses extraterrestres Anunnaki, es decir por el mando oficial de nuestro planeta Tierra.
Fué un gran conflicto entre dos hermanastros que acabó en una división entre clanes (Enkiitas y Enlilitas). Estos dos hermanastros eran Enki y Enlil. Ambos fueron hijos, del soberano An, del planeta natal de los Anunnaki, (Nibiru).
An esataba a la cabeza de la familia de Dioses del Cielo y de la Tierra (Anu sólo era llamado en los textos babilonios/asirios). Él era el Gran Padre de los Dioses, el Rey de los Dioses. Su reino era la inmensidad de los cielos, y su símbolo era una estrella como aparece en el álbum "Glosario mesopotámico y orígenes de la escritura cuneiforme".
La morada de Anu, y la sede de su Realeza, estaba en los cielos. Ahí eran a donde los otros Dioses del Cielo y de la Tierra iban cuando necesitaban consejos o favores personales o dónde también se reunían en asamblea para zanjar disputas entre ellos mismos o para tomar decisiones de suma importancia.
Enki llegó a la Tierra antes que Enlil (al cual llamaban entonces E.A, "Aquel cuyo hogar es el agua") siendo el primogénito de Anu, pero no de su esposa oficial, Antu, ya que la madre de Enki era una diosa encargada del mar primordial, una concubina de Anu, llamada "Nammu" (ayudó a la creación del hombre junto a Ninharsag). Por lo tanto no era su esposa oficial y el rango de Enki era inferior que el de su hermanastro Enlil.
Según el sistema matemático sexagesimal ("de base sesenta") que los dioses anunnaki transmitieron a los sumerios, a los doce grandes dioses del panteón sumerio se les concedió rangos numéricos, en los cuales Anu ostentaba el supremo Rango del Sesenta; el Rango de Cincuenta y Cinco era de Antu; el Rango de Cincuenta se le concedió a Enlil; el de Enki fue el Cuarenta y así sucesivamente, alternándose entre deidades masculinas y femeninas.
Cuando Antu, que era hermanastra de Anu, dio luz a Enlil éste se convirtió en el heredero legal del trono de Nibiru, el planeta de los extraterrestres Anunnaki ocasionando también un gran conflicto con su hermanastro por el mando de la Tierra.
Cómo ya se dijo en el capítulo anterior (la ciudad de los dioses, la llegada de los anunnaki) los Anunnaki son los Nefilim Bíblicos. En la Biblia, se habla de ellos como los "Anakim", y en el capítulo 6 del Génesis se les llama también "Nefilim", que en hebreo significa lo mismo: Los Que Han Bajado de los Cielos a la Tierra. Y de esa manera nos referiremos a ellos.
Los anunnaki/nefilim podían emprender viajes interplanetarios. Su enorme órbita elíptica de su planeta hizo un lazo (ésta es la traducción exacta del término sumerio) en torno a los planetas exteriores, conviertiéndolo en un observatorio móvil desde el cual los anunnaki podían investigar todos esos planetas.
El deterioro ecológico estaba haciendo cada vez más difícil la vida en su planeta y por eso era muy necesario proteger su cada vez mas débil atmósfera. La unica solución parecía ser la de suspender partículas de oro en sus capas más altas, a modo de escudo. Al principio, intentaron conseguirlo sin esfuerzo, en las aguas del Golfo Pérsico; pero esta idea fracasó y, entonces se embarcaron en unas durísimas operaciones de minería en el sudeste de África.
¿Hay alguna evidencia arqueológica y científica de que haya habido minería en el sur de África durante la Edad de Piedra?
Veamos lo que dicen los estudios:
Una empresa llamada, Anglo American Sudáfrica, que se dedica a la minería preciosa, la base y los productos a granel en Sudáfrica. Ofrece, produce platino y metales del grupo del platino, mineral de hierro, carbón térmico, y los diamantes.
La empresa exporta su mineral de hierro a China, Europa, Japón, Corea del Sur y el Oriente Medio. La compañía fue fundada en 1917 y tiene su sede en Johannesburgo, Sudáfrica. Tiene minas de platino en Zimbabwe, Brasil y Sudáfrica; las minas de diamantes de Sudáfrica, Botswana, Namibia, y Canadá, y las minas de carbón térmico en Sudáfrica.
Esta empresa contrató arqueólogos y científicos en la década de 1970 con el fin de localizar estas minas de la antigüedad. Entre los informes publicados se detalla el descubrimiento en Swazilandia y en otros lugares de Sudáfrica de extensas áreas mineras con pozos y los restos de carbón permitieron datar a tres de aquellos lugares en los alrededores del 35.000 a.C, 46.000 a.C y 60.000 a.C .
Creyendo que la verdad edad el comienzo de la minería en Swazilandia es más probable que esté en el orden del 70.000-80.000 a. C., los científicos sugirieron que, "el sur de África… bien pudo estar a la vanguardia de la invención y la innovación tecnológica durante gran parte del período posterior al 100.000 a.C.
¿Qué interés podrían tener los anunnaki en esta parte de África, capaz de atraer el genio científico Enki y de conceder a los importantes dioses encargados de la zona una única "Tablilla de la Sabiduría"?
El término sumerio AB.ZU, que los expertos aceptan como "profundidad acuosa", precisa de un nuevo análisis crítico. Literalmente, el término significa "fuente profunda primitiva" , no necesariamente de aguas.
Según las reglas gramaticales sumerias, cualquiera de las dos sílabas de cualquier término podía preceder a la otra sin cambiar el significado de la palabra, con lo que AB.ZU y ZU.AB significarían lo mismo. Pero este término sumerio, en esta ultima forma, nos permite identificar su paralelo en las lenguas semitas, pues za-ab siempre significó y sigue significando "metal precioso", concretamente "ORO", en hebreo y en sus lenguas hermanas.
El pictograma sumerio para AB.ZU era el de una profunda excavación en la Tierra, con un pozo encima. Así, Enki no era el señor de una indefinida "profundidad acuosa", ¡sino el dios encargado de la explotación de los minerales de la Tierra!
De hecho, el griego abyssos, adoptado del acadio apsu, significa también un agujero sumamente profundo en el suelo. Los libros de texto acadios explicaban que "apsu es nikbu"; el significado de esta palabra, y el de su equivalente hebrea nikba, es muy preciso: un corte o perforación muy profunda en el suelo, hecha por el hombre.
P. Jensen (Die Kosmologie der Babylonier) ya observó en 1890 que el término acadio Bit Nimiku no debería de traducirse como "casa de sabiduría", sino como "casa de profundidad". Jensen citaba un texto (V.R.30.49-50) que decía:
"Es de Bit Nimiku de donde el oro y la plata vienen".
Otro texto (III.R.57, 35ab), explicaba, según Jensen, que el nombre acadio "Diosa Shala de Nimiki" era la traducción del epíteto sumerio "Diosa Que Entrega el Brillante Bronce". El término acadio nimiku, que se ha traducido como "sabiduría", concluyó Jensen, "tiene que ver con los metales". Pero por qué, simplemente admitió, "no lo sé".
Algunos himnos mesopotámicos a Enki lo ensalzan como Bel Nimiki, traducido "señor de la sabiduría"; pero la traducción correcta debería de ser, indudablemente, "señor de la minería". Del mismo modo que la Tablilla de los Destinos de Nippur contenía datos orbitales, la Tablilla de la Sabiduría confiada a Nergal y a Ereshkigal era, de hecho, una "Tablilla de la Minería", un "banco de datos" sobre las operaciones mineras de los nefilim.
Como Señor del Abzu, Enki estaba asistido por otro dios, su hijo GI.BIL ("el que quema el suelo"), que estaba a cargo del fuego y de la fundición. Al Herrero de la Tierra se le suele representar como a un dios joven cuyos hombros emiten rayos rojos y calientes o incluso chispas de fuego, un joven dios que emerge del suelo o está a punto de sumergirse en él. Los textos dicen que Enki remojó a Gibil en "sabiduría", queriendo decir en realidad que Enki le enseñó las técnicas de la minería.
El mineral de metal que los anunnaki extraían en el sudeste de África era transportado hasta Mesopotamia en barcos de carga específicamente diseñados que recibían el nombre de MA.GUR UR.NU AB.ZU (barco para mineral del Mundo Inferior). Desde allí, el mineral se llevaba hasta Bad- Tibira, cuyo nombre significa, literalmente, "la fundación de metalurgia". Fundido y refinado, el metal se vertía en lingotes que no cambiaron de forma durante milenios.
Ciertamente se han descubierto lingotes de estos en varias excavaciones de Oriente Próximo, confirmando la fiabilidad de los pictogramas sumerios como representaciones verdaderas de los objetos que plasmaban "por escrito"; el signo sumerio para el término ZAG ("precioso purificado") era la imagen de un lingote. En épocas primitivas, parece ser que tenían un agujero que los recorría longitudinalmente, y por el cual se insertaba una vara.
Varias representaciones de un Dios de las Aguas Fluentes le muestran flanqueado por porteadores de estos lingotes de metal precioso, indicando que era también el Señor de la Minería. Los diversos nombres y epítetos de la africana Tierra de las Minas de Enki están repletos de pistas sobre su localización y naturaleza. Fue conocida como A.RA.LI ("lugar de las vetas brillantes"), la tierra de la que viene el mineral metalífero.
IN.ANNA, la nieta de Enlil (cuyo significado es "Amada de Anu") conocida por los babilonios y acadios por Ishtar (¡OJO! No confundir con el demonio Lilith), era una diosa del amor y adoptó como la mayoría de las deidades otros epítetos diferentes en otras culturas, la diosa Venus romana, Afrodita griega.
Ella siempre tuvo la virtud de despertar la imaginación de los hombres. Los sumerios adoraban a la diosa del amor bajo el nombre de Inanna, una "reina del cielo".
Mientras estaba planeando su descenso al hemisferio sur, para asistir al funeral de (Gugalanna), el marido de su hermana mayor "Ereshkigal,". Se refirió al lugar como la tierra donde "el metal precioso está cubierto de suelo" , es decir está bajo tierra. Ereshkigal, era la diosa sumeria de la muerte y de la oscuridad, pero era también la peor enemiga de Inanna.
Al parecer "algunos" Anunnaki (también llamados "Anunna") debieron de caer en desgracia, siendo expulsados al inframundo, como es el caso de Ereshkigal.
Retomado el tema respecto a la minería de Oro, existe un texto del que informó Erica Reiner una asirióloga, y autora. A partir de 1974, fue editora del Diccionario Asirio de Chicago y dónde se hace una relación de montañas y ríos del mundo sumerio, dice:
"Monte Arali: hogar del oro"; y en un texto fragmentario descrito por H. Radau, se confirma que Arali fue la tierra de la que dependía Bad-Tibira para seguir con sus trabajos.
Los textos mesopotámicos hablan de la Tierra de las Minas como de una tierra montañosa, con mesetas y llanuras cubiertas de hierba, y con una exuberante vegetación. En los textos sumerios, se dice que la "Capital" de Ereshkigal en aquella tierra estaba en el GAB.KUR.RA ("en el pecho de las montañas"), tierra adentro.
El viaje de Ishtar al inframundo, Neti, el portero jefe del inframundo le dice:
"!Abre la casa, portero, abre la casa!
!Abre la casa, Neti abre la casa, sola voy a entrar!".
Neti, el portero del inframundo, responde a Inanna:
"¿quién, te ruego, eres tú?".
"Yo soy la reina del cielo, el lugar donde se alza el sol".
Neti responde:
"Si tu eres la reina del cielo, el lugar donde se alza el sol,
¿por qué, haz el favor de decirme, has venido a la tierra de donde nunca se vuelve?
Por el camino cuyo caminante nunca regresa ¿por que te ha conducido tu corazón?"
La divina Inanna le responde:
"Por mi hermana mayor Ereshkigal,
porque a su marido, el señor Gugalanna, asesinaron,
para asistir a sus honras fúnebres, así sea.
He aquí el texto sumerio donde dice:
"Las sietes leyes divinas, ella se las sujetó,
reunió todas las leyes divinas, las tomó en la mano todas las leyes las colocó en su pie impaciente, de la shugurra, la corona de la llanura, se ciñó en la cabeza, los rizos del cabello se colocó en la frente, la varilla y el cordel para medir el lapislázuli se ató en torno al cuello, piedras-nunuz gemelas se sujetó al pecho, un anillo de oro aferro con la mano, el pectoral "Ven, hombre, ven" plantó en su pecho, con el ropaje pala de señorío cubrió su cuerpo, el afeite "que se acerque, que se acerque" se aplicó en los ojos.
La evidencia de que Inanna realmente viajó al inframundo para asistir al funeral de Gugalanna la podemos encontrar, en su misma figura que se halló en el descubrimiento arqueológico en Mari, (ver imagen: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=334822546584493&set=a.205015126231903.49264.156855791047837&type=3&theater)
Donde en su cabeza tiene un casco especial; sobresaliendo de el, a ambos lados, y adaptándose a las orejas, hay unos objetos que le recuerdan a uno en los auriculares de un piloto, en el cuello y sobre el pecho, la diosa lleva un collar de multitud de piedrecillas preciosas tal y cómo cuenta el texto anterior.
En las manos sostiene un objeto cilíndrico que parece demasiado grueso y pesado como para ser un recipiente de agua, sobre una blusa semi-transparente, dos correas le cruzan el pecho, llevando en la espalda y sostenido en su lugar, una extraña caja de forma rectangular. La caja está estrechamente ceñida a la parte posterior del cuello de la diosa, firmemente sujeto el casco con una correa horizontal.
Lo que ocurrió con en el viaje de Inanna en el inframundo se explicará más detalladamente a medida de la historia vaya avanzando ordenadamente en capítulos posteriores, ya que existen varias versiones siendo un tema muy interesante a tener en cuenta, porque al parecer se trataría de, "LA PRIMERA LEYENDA DE RESURRECCIÓN ESCRITA".
Según he podido observar Sitchin omitía ciertos textos/pasajes que actualmente he podido darme cuenta al investigar otros libros escritos por diferentes autores anteriores a él. Con esto no se quiere decir que Sitchin inventara las traducciones, porque al comparar sus traducciones con otras son similares prácticamente, discrepando en algunos asuntos de carácter leve y en especial en "el descenso de Inanna al inframundo".
Sitchin cuenta otra historia que según el cree correcta, sin embargo no parece ser del todo cierto, el describía el descenso de Inanna al inframundo o mundo inferior como un lugar bueno, donde los dioses podían ir y venir sin problema. Pero, al parecer no es tan cierto, sino más bien una especie de cárcel, teniendo en cuenta lo que le ocurre al mismo Enlil por ejemplo cuando violó a Ninlil. Fué desterrado al inframundo por un tiempo. Ese fue su castigo.
Otra evidencia la podemos encontrar en LA TABLILLA XII SUMERIA DE LA EPOPEYA BABILÓNICA DE GILGAMESH (Gilgamesh, Enkidu y el inframundo, ver imagen y texto descrito: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=369979236402157&set=a.369979223068825.82539.156855791047837&type=3&theater) descrito como un lugar de los muertos gobernados por seres demoniacos (Namtar, Neti, Asag…), administradores/jueces del inframundo. Un reino cósmico que existe bajo la Tierra .
Es un dato a tener en cuenta para ir entendiendo la historia. Volviendo al tema, muchos de los signos pictográficos empleados en la primera escritura sumeria no sólo muestran una gran familiaridad con los distintos procesos metalúrgicos, sino también con el hecho de que el origen de los metales se encontraba en las minas que se hundían en la tierra.
Los términos del cobre y del bronce ("piedra bella y brillante"), del oro ("el metal supremo de la mina") o de "refinado" (purificado-brillante) eran, todos ellos, variantes pictóricas del pozo de la mina ("abertura/boca para el rojo-oscuro" metal).
El nombre de la tierra "Arali" también se podía escribir como una variante del pictograma de "rojo- oscuro" (suelo), de Kush ("rojo-oscuro", para, con el tiempo, significar "negro"), o de los metales que se extraían allí; los pictogramas siempre mostraban variantes del pozo de una mina.
Las amplias referencias al oro y a otros metales en los textos antiguos sugieren cierta familiaridad con la metalurgia en tiempos primitivos.
Ya existía un animado comercio de metales en los mismos inicios de la civilización, consecuencia del conocimiento que la Humanidad heredó de los dioses, que, según dicen los textos, ya estaban involucrados en la minería y en la metalurgia bastante antes de la aparición del Hombre.
Muchos estudios en los que se vinculan los relatos divinos mesopotámicos con la lista bíblica de patriarcas antediluvianos señalan que, según la Biblia, Túbal Caín fue un "artífice del oro, el cobre y el hierro" mucho antes del Diluvio.
En el Antiguo Testamento se habla de la tierra de Ofir, que estaba probablemente en algún lugar de África, como de una fuente de oro en la antigüedad. Los convoyes de barcos del rey Salomón partían de Esyón Guéber (la actual Elat) para atravesar el Mar Rojo. "E iban a Ofir y traían desde allí oro". Intentando evitar las demoras en la construcción del Templo del Señor en Jerusalén, Salomón llegó a un acuerdo con su aliado, Jiram, rey de Tiro, para mandar una segunda flota a Ofir por una ruta alternativa:
Y el rey tenía una flota de Tarsis en el mar
con la flota de Jiram.
Y cada tres años venía la flota de Tarsis,
trayendo oro, plata, marfil, simios y monos.
A la flota de Tarsis le llevaba tres años completar el viaje. Contando con el tiempo necesario para cargar en Ofir, el viaje en cada dirección debió de durar algo más de un año. Esto sugiere una ruta mucho más indirecta que la ruta directa a través del Mar Rojo y el Océano índico una ruta alrededor de África.
La mayoría de los estudiosos sitúan Tarsis al oeste del Mediterráneo, posiblemente en o cerca del actual Estrecho de Gibraltar. Éste habría sido un lugar idóneo desde el cual embarcarse en un viaje alrededor del continente africano. Algunos creen que el nombre de Tarsis significaba "fundición".
Muchos eruditos bíblicos han sugerido que habría que buscar Ofir en la actual Rhodesia. Z. Hermán (Peoples, Seas, Ships) reunió evidencias que demostraban que, en épocas primitivas, los egipcios obtenían diversos minerales en Rhodesia.
En su búsqueda de oro, los ingenieros de minas de Rhodesia, al igual que los de Sudáfrica, han recurrido en muchas ocasiones a la búsqueda de evidencias de minería prehistórica.
¿Cómo se llegaba a la morada que Ereshkigal tenía tierra adentro? ¿Cómo se transportaba el mineral desde el "Corazón de la Tierra" hasta los puertos de la costa?
Conociendo la querencia de los anunnaki por la navegación fluvial, no debería de sorprendernos que encontraran un río grande y navegable en el Mundo Inferior. El relato de "Enlil y Ninlil" como dije anteriormente nos dice que Enlil fue enviado al exilio en el Mundo Inferior. Y lo que también dice, es que, cuando llegó allí, fue transportado en barco por un ancho río.
En un texto babilonio que trata de los orígenes y el destino de la Humanidad, se nombra al río del Mundo Inferior como Río Habur, el "Río de los Peces y los Pájaros", y algunos textos sumerios apodan al País de Ereshkigal como "el País Pradera de HA.BUR".
De los cuatro grandes ríos de África, uno, el Nilo, fluye hacia el Norte, hasta el Mediterráneo; el Congo y el Níger desembocan en el Atlántico, por el oeste; y el Zambeze corre desde el corazón de África haciendo un semicírculo en dirección este hasta desembocar en la costa oriental. Tiene un amplio delta, con buenos puntos portuarios; es navegable tierra adentro a lo largo de varios centenares de kilómetros.
El Dr. Kenneth Oakley, antiguo antropólogo jefe del Museo de Historia Natural de Londres, le dio una trascendencia diferente a los descubrimientos. Esto arroja una luz importante sobre los orígenes del Hombre... es posible que el sur de África fuera el hogar evolutivo del Hombre, el "lugar de nacimiento" del Homo sapiens. El Hombre actual.
Como veremos, fue ciertamente allí donde apareció el Hombre moderno en la Tierra, a través de una cadena de acontecimientos que se desencadenó con la búsqueda de metales por parte de los dioses. Tanto los serios científicos como los escritores de ciencia-ficción han sugerido que una buena razón para el establecimiento de asentamientos en otros planetas o asteroides sería la disponibilidad de minerales poco comunes en esos cuerpos celestes, minerales que podrían ser muy escasos o demasiado costosos de extraer en la Tierra.
¿Pudo ser este el motivo principal de los anunnaki a colonizar la Tierra?
Los estudiosos modernos dividen las actividades del Hombre en la Tierra en Edad de Piedra, Edad del Bronce, Edad del Hierro, etc.; sin embargo, en la antigüedad, el poeta griego Hesíodo, por ejemplo, hizo una lista de cinco edades: Dorada, Plata, Bronce, Heroica y del Hierro.
Excepto por la Edad Heroica, todas las tradiciones de la antigüedad aceptaban la secuencia oro, plata, cobre, hierro. El profeta Daniel tuvo una visión en la cual vio "una gran imagen" con la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre de latón, las piernas de hierro y los pies de arcilla.
En el mito y el folklore abundan los recuerdos vagos de una Edad de Oro, asociada a una época en la que los dioses vagaban por la Tierra, seguida por una Edad de Plata y, después, por las edades en las que dioses y hombres compartían la Tierra "la Edad de los Héroes, del Cobre, del Bronce y del Hierro".
¿No serán estas leyendas recuerdos vagos de acontecimientos reales ocurridos en la Tierra?
El oro, la plata y el cobre son elementos que pertenecen al grupo del oro. Están en la misma familia en la tabla periódica, por número y peso atómico; tienen propiedades cristalográficas, químicas y físicas similares todos son suaves, maleables y dúctiles.
De todos los elementos conocidos, éstos son los mejores conductores del calor y la "electricidad". De los tres, el oro es el más duradero, virtualmente indestructible.
Aunque se le conoce mejor por su utilización en forma de dinero, en joyería o en objetos finos, es casi inestimable en la industria electrónica. Una sociedad sofisticada necesita oro para sus montajes en microelectrónica, circuitos y "cerebros" computerizados.
El capricho del Hombre por el oro se remonta a los comienzos de la civilización y de la religión a sus contactos con los antiguos dioses.
Los dioses de Sumer exigían que se les sirvieran los alimentos en bandejas de oro, el agua y el vino en vasos de oro, y que se les vistiera con vestidos dorados. Aunque los israelitas dejaron Egipto con tal premura que no tuvieron tiempo para coger su levadura de pan, sí que se les ordenó que pidieran a los egipcios todo tipo de objetos de plata y oro.
Este mandato, preveía la necesidad que de estos materiales tendrían a la hora de construir el Tabernáculo y sus pertrechos electrónicos.
El oro, al que podemos llamar metal regio, era, de hecho, el metal de los dioses. Dirigiéndose al profeta Ageo, el Señor dejó claro, hablando de su retorno para juzgar a las naciones: "Mía es la plata y mío el oro".
Las evidencias sugieren que el capricho del Hombre por estos metales tiene sus raíces en la gran necesidad de oro que tenían los anunnaki. Éstos extraterrestres astronautas, según parece, vinieron a la Tierra a por oro y sus metales asociados.
También puede que vinieran en busca de otros metales poco comunes, como el platino (abundante en el sur de África), que potencia las pilas de combustible de una forma extraordinaria. Y tampoco se puede descartar la posibilidad de que vinieran a la Tierra en busca de fuentes de minerales radiactivos, como el uranio o el cobalto las "piedras azules que hacen enfermar" del Mundo Inferior, de las que se hace mención en algunos textos.
En muchas representaciones se ve a Enki como Dios de la Minería emitiendo tan poderosos rayos al salir de una mina que los dioses que le asisten tienen que usar pantallas protectoras; en todas estas representaciones, se muestra a Enki sosteniendo una sierra de roca de minero.
Aunque Enki estaba al cargo del primer grupo que aterrizó y del desarrollo del Abzu, los méritos de lo conseguido como en el caso de cualquier general no se le deben atribuir sólo a él. Los que realmente hicieron el trabajo, día a día, fueron los miembros de menor grado del grupo que aterrizó: los Anunnaki.
Un texto sumerio describe la construcción del centro de Enlil en Nippur."Los Annuna, dioses del cielo y la tierra, están trabajando. En las manos sostienen la piqueta y la cesta porteadora, con las que hacen los cimientos de las ciudades".
Los textos antiguos describían a los anunnaki como los dioses de base que se habían involucrado en la colonización de la Tierra, los dioses "que hacían los trabajos". En "La Epopeya de la Creación" (Enuma Elish) se dice que fue Marduk les asignó a los anunnaki sus tareas. Sin embargo también existe un texto sumerio, es decir el original que citan a Enlil como al dios que comandó a estos astronautas:
"Asignados a Anu, para seguir sus instrucciones,
trescientos en los cielos estacionó como guardia; los caminos de la Tierra para definir desde el Cielo; y sobre la Tierra, a seiscientos hizo residir.
Después de ordenarles a todos sus instrucciones,
a los Anunnaki del Cielo y de la Tierra
él les asignó sus tareas".
Los textos revelan que trescientos de ellos los "Anunnaki del Cielo" o Igigi eran, ciertamente, astronautas que permanecían a bordo de las naves espaciales sin llegar a aterrizar en la Tierra. En órbita alrededor de la Tierra, estas naves espaciales lanzaban y recibían las lanzaderas hacia y desde la Tierra.
Como jefe de las "Águilas", el dios Shamash/Utu (hermano gemelo de Inanna y también padrino de Gilgamesh) fue un comandante del Espacio-puerto de Sippar en tiempos antediluvianos y del Sinaí acudió como invitado heroico a bordo de la "poderosa gran cámara en el cielo" de los igigi (los trescientos anunnaki estacionados en Marte).
En un "Himno a Shamash" se describe cómo veían los igigi a Shamash mientras este se aproximaba en su lanzadera:
Con tu aparición, todos los príncipes se alegran;
todos los Igigi se regocijan contigo...
Ante el brillo de tu luz, su sendero...
Ellos buscan constantemente tu resplandor
Abierta de par en par está la puerta, enteramente...
Las ofrendas de pan de todos los Igigi (te esperan).
Por otra parte, los anunnaki, que aterrizaron y se quedaron en la Tierra, fueron conocidos y reverenciados por la Humanidad. Los textos que dicen que "los Anunnaki del Cielo" … eran 300 "afirman también que "los Anunnaki de la Tierra… eran 600".
No obstante, muchos textos insisten en hablar de los Anunnaki como de los "cincuenta grandes príncipes". La ortografía normal de su nombre en acadio, An-nun-na-ki, muestra claramente el significado de "los cincuenta que vinieron del Cielo a la Tierra". ¿Existe algún modo de conciliar esta aparente contradicción?
En los textos sumerios se cuenta que Marduk fue apresuradamente a ver a su padre Enki para informarle de la pérdida de una nave espacial que llevaba "a los Anunnaki que eran cincuenta" cuando pasaban por las cercanías del planeta Saturno.
El texto de un exorcismo que data de la tercera dinastía de Uruk nos habla de los anunna eridu ninnubi ("los cincuenta Anunnaki de la ciudad de Eridú"). Esto nos da a entender que el grupo de anunnakis que fundó Eridú (ciudad de Enki) bajo el mando de Enki sumaban cincuenta.
¿No sería, pues, cincuenta el número de anunnakis que llegaba en cada grupo de aterrizajes en naves espaciales?
Resulta, según se cree, bastante concebible que los Anunnaki llegaran a la Tierra en grupos de cincuenta. A medida que las visitas a la Tierra se hicieran regulares, coincidiendo con las oportunas épocas de lanzamiento desde el Doceavo Planeta (Nibiru), irían llegando más anunnaki.
En cada ocasión, algunos de los que habían llegado primero ascenderían en un módulo terrestre y se reunirían en la nave espacial para un viaje a casa. Pero, con el tiempo, iría aumentando el número de anunnakis que permanecía en la Tierra, y el número de astronautas de Nibiru que se quedaba para colonizar la Tierra iría creciendo desde el grupo inicial de cincuenta hasta los "600 que en la Tierra se establecieron".
¿Cómo iban a llevar a cabo su misión los anunnaki es decir, extraer los minerales deseados de la Tierra y enviar los lingotes a Nibiru con tan pequeño número de manos?
Indudablemente, ellos contaban con sus conocimientos científicos bastantes avanzados. Es ahí donde todo el valor de Enki se pone de manifiesto, el motivo para que fuera él, en vez de Enlil, el primero en aterrizar, y el motivo para que se le asignara a él el mando de la Tierra.
Un famoso sello, que se exhibe ahora en el Museo del Louvre, muestra a Enki con sus habituales aguas fluentes, pero, en este caso, las aguas parecen manar, o filtrarse a través, de una serie de matraces de laboratorio. Esta antigua interpretación de la asociación de Enki con las aguas plantea la posibilidad de que los anunnaki esperaran, en un primer momento, obtener sus minerales del mar.
Las aguas del océano contienen enormes cantidades de oro y otros minerales vitales, pero están tan diluidos que se necesitarían técnicas sumamente sofisticadas y baratas para justificar esa "minería acuática". Se sabe también que los fondos marinos contienen inmensas cantidades de minerales en forma de nódulos del tamaño de ciruelas -sólo disponibles- si uno puede llegar hasta esas profundidades y recogerlos.
Los textos antiguos hablan repetidamente de un tipo de barco que utilizaban los dioses y al que llamaban elippu tebiti ("barco hundido", lo que llamaríamos ahora un submarino). Quizás significara una tierra donde el oro se pudiera cribar en los ríos; aunque también se podría referir a la obtención del oro en los mares.
Si estos fueron los planes de los anunnaki, parece ser que fracasaron, pues, poco después de haber establecido sus primeros asentamientos, a esos pocos cientos de anunnaki se les dio una tarea inesperada y mucho más ardua: la de bajar a las profundidades de la tierra de África y extraer los minerales necesarios de allí.
En muchos sellos cilindricos se han encontrado representaciones en las que se ve a los dioses en lo que parecen ser entradas a minas o pozos mineros; en una de ellas, se ve a Enki en un lugar donde Gibil está por encima del suelo y otro dios trabaja bajo el suelo agachado.
En épocas posteriores, según nos desvelan los textos babilonios y asirios, los hombres jóvenes y viejos eran condenados a trabajar en las minas del Mundo Inferior. Trabajando en la oscuridad y comiendo tierra, estaban condenados a no volver nunca más a su hogar. Éste es el motivo por el cual el epíteto sumerio de aquel país KUR. UN.GI.
Adquirió la interpretación de "país sin retorno"; su significado literal era "país donde los dioses que trabajan, en profundos túneles amontonan (los minerales)".
Todas las fuentes antiguas atestiguan que el Hombre no estaba aún en la Tierra en la época en la ''que los anunnaki se establecieron en ella; y, al no haber Humanidad, los pocos anunnaki que había en el planeta tenían que trabajar en las minas. Inanna/Ishtar, cuando bajó al Mundo Inferior, comentó que los atareados anunnaki comían sus alimentos mezclados con barro y bebían agua enfangada.
Con esta panorámica, no nos costará comprender un texto épico titulado (por el versículo con el que comienza, como era la costumbre), "Cuando los dioses, al igual, que los hombres, tenían que trabajar".
Recomponiendo gran cantidad de fragmentos de versiones babilonias y asirías, W. G. Lambert y A. R. Millard (Atra-Hasis: The Babylonian Story of the Flood) pudieron ofrecer un texto continuo.
Estos investigadores llegaron a la conclusión de que el relato se basaba en versiones sumerias más antiguas y, posiblemente, en una tradición oral aún más primitiva sobre la llegada de los dioses a la Tierra, la "Creación del Hombre" y su destrucción con el Diluvio.
Muchos de los versículos sólo tienen valor literario para sus traductores, pero resultan altamente significativos, pues corroboran los descubrimientos arqueológicos y conclusiones a las que hemos llegado. Por otra parte, explican también las circunstancias que llevaron a "La Disputa por el Mando de la Tierra".
Esto se sabe gracias a un largo texto conocido como "La Epopeya de Atrahasis", el antiguo texto anterior a el Génesis. La historia comienza cuando sólo los dioses vivían en la Tierra con una visita de Anu para arreglar una vez por todas, (bueno, eso es lo que el creía) la rivalidad entre sus dos hijos que estaban arruinando una misión tan importante para su planeta (la extracción de Oro).
"Cuando los dioses, al igual que los hombres,
tenían que trabajar y sufrir la labor-la labor
de los dioses era grande,
el trabajo era pesado,
la aflicción era mucha".
Anu incluso se ofreció para quedarse en la Tierra y dejar a uno de sus hijos en Nibiru. Con esto en mente, nos dice que echaron a suertes la decisión de quién se quedaría en la Tierra y se sentaría en el trono de Nibiru:
" Epopeya de Atrahasis/Ziusudra/Utnapishtim/Noé Bíblico" (Poema del Muy Sabio):
"Los dioses se agarraron de las manos,
habían echado a suertes y habían repartido:
Anu subió (volvió) al cielo,
A Enlil la Tierra le fue sometida;
los mares, sujetos como un lazo,
a Enki, el príncipe, se le dieron".
El resultado de haber echado a suertes, por tanto fue que Anu volvíó a Nibiru como rey. A Enki (el equivalente del sumerio al dios egipcio Ptah, a Poseidón para los griegos y Neptuno para los romanos, otro epíteto suyo era Nudimmud) se le dieron los dominios de los mares las aguas y se le concedió entonces otro epíteto de EN.KI (Señor de la Tierra) para así aplacar sus sentimientos; pero fue EN.LIL (Señor Aire) el que fue puesto a cargo de todo: "A él la Tierra le fue sometida".
Resentido o no, es inevitable el resentimiento de parte de Enki y su familia materna pues el no podía desafiar las normas de sucesión o el resultado obtenido al echar suertes;y así, el resentimiento, la ira ante la justicia negada y la enfermiza determinación por vengar las injusticias cometidas contra su padre y sus antepasados, y por tanto contra él mismo, donde llevaron al primogénito de Enki, el dios Marduk (conocido como el dios egipcio Ra-Amén) nacido en Nibiru, a emprender una lucha, en especial con Ninurta, el hijo principal de Enlil. Diviendo así dos clanes que se explicarán más detalladamente en los próximos capítulos.
De todas las tareas que se les encomendaron, parece ser que la más común, la más ardua y la más aborrecida fue la de cavar. Los dioses de menor rango también cavaron los lechos de los ríos para hacerlos navegables, cavaron canales para la irrigación y cavaron en el Apsu, en los fondos de agua dulce de los acuíferos subterráneos para sacar minerales de la Tierra.
Aunque disponían, indudablemente, de algunas herramientas sofisticadas los textos hablan del "hacha de plata que brilla como el día", incluso bajo tierra el trabajo era demasiado exigente. Durante mucho tiempo "durante cuarenta períodos" para ser exactos, los anunnaki "sufrieron la labor"; y, después, gritaron:
¡Basta!
Ellos se quejaban, murmuraban,
refunfuñaban en las excavaciones.
La oportunidad para el motín se les presentó, según parece, durante una visita de Enlil a la zona minera. No desperdiciaron la ocasión, y los anunnaki se dijeron unos a otros:
Hagamos frente a nuestro... el Oficial Jefe,
que nos libere de nuestro pesado trabajo.
Al rey de los dioses, al héroe Enlil,
¡vamos a enervarle en su morada!
No tardaron en encontrar a un líder u organizador del motín. Era el "oficial jefe antiguo", que guardaba rencor contra el actual oficial jefe. Su nombre, por desgracia, está roto; pero su arenga está bastante clara:
"Así pues, proclamad la guerra;
vamos a combinar las hostilidades y la batalla".
La descripción del motín es tan vívida que le recuerda a uno las escenas de la toma de la Bastilla:
Los dioses siguieron sus palabras.
Prendieron fuego a sus herramientas;
fuego a sus hachas prendieron;
llevaron a mal traer al dios de la minería en los túneles;
lo atraparon mientras iban
a la puerta del héroe Enlil.
El drama y la tensión de los acontecimientos que se exponen recobran la vida en las palabras del antiguo poeta:
Era de noche, en mitad de la guardia.
Su casa estaba rodeada-pero el dios Enlil, no lo sabía.
Kalkal (entonces) observó algo, estaba inquieto.
Pasó el cerrojo y vigiló...
Kalkal despertó a Nusku;
escucharon el ruido de...
Nusku despertó a su señor-
le hizo salir de la cama, (diciendo):
"Mi señor, la casa está rodeada,
la batalla ha llegado hasta la puerta".
La primera reacción de Enlil fue la de tomar las armas contra los amotinados. Pero Nusku, su canciller, le sugirió un Consejo de los Dioses:
"Transmite un mensaje para que Anu baje;
que traigan a Enki a tu presencia".
Él transmitió y Anu bajó;
Enki también fue traído a su presencia.
Con el gran Anunnaki presente,
Enlil apareció... abrió su boca
y se dirigió a los grandes dioses.
Haciéndose cargo personalmente del motín, Enlil exigió saber:
¿Es contra mí contra quien se hace?
¿Debo entablar hostilidades...?
¿Qué han visto mis propios ojos?
¡La batalla ha llegado hasta mi propia puerta!
Anu sugirió que se llevara a cabo una investigación. Revestido con la autoridad de Anu y de otros comandantes, Nusku fue hasta los amotinados, que estaban acampados. ¿Quién es el instigador de la batalla?, preguntó. "¿Quién es el provocador de las hostilidades?.
Los anunnaki se pronunciaron a una:
"¡Cada uno de nosotros ha declarado la guerra!
Tenemos nuestro... en las excavaciones;
el exceso de fatigas nos ha matado,
nuestro trabajo era pesado, la aflicción mucha".
Cuando Enlil escuchó de Nusku la relación de quejas, presentó un ultimátum: o se ejecutaba al líder de los amotinados o él dimitía. "Coge el cargo, recupera tu poder", le dijo a Anu, "te seguiré al cielo". Pero Anu, que había bajado del Cielo, se puso del lado de los anunnaki:
¿De qué los estamos acusando?
¡Su trabajo era pesado, su aflicción era mucha!
Cada día...
El lamento era pesado, podríamos escuchar la queja.
Animado por las palabras de su padre, Enki también "abrió la boca" y repitió el resumen de Anu. Pero tenía una solución que ofrecer: ¡que se cree un lulu, un "Trabajador Primitivo".
"Mientras la Diosa del Nacimiento esté presente
que cree un Trabajador Primitivo;
que lleve él el yugo.
¡Que cargue él con el duro trabajo de los dioses!"
La sugerencia de que se creara un "Trabajador Primitivo" para que asumiera la carga del trabajo de los anunnaki se aceptó con rapidez. Los dioses votaron, unánimemente, crear "El Trabajador". "'Hombre' será su nombre".
Nammu le dice a su hijo Enki :
"Oh, hijo mío, levanta de tu lecho, de tu… haz lo que es sensato, forma a los servidores de los dioses, para que puedan producir sus dobles".
Enki reflexiona sobre esta cuestión, se pone en cabeza de la legión de los "buenos y magníficos modeladores" y dice a su madre, Nammu:
Oh, madre mía, la criatura cuyo nombre has pronunciado, ella existe,
fija en ella la imagen de los dioses;
amasa el corazón de la arcilla que está en la superfície del abismo,
los buenos y magníficos modeladores esperarán esta arcilla,
tú, haz nacer los miembros;
Ninmah (la diosa madre-tierra) trabajará por encima de ti,
las diosas (de nacimiento) … estará junto a ti mientras modelas;
oh madre mía, decide el destino (del recién nacido), Ninmah fijará en él la imagen de los dioses,
Es el hombre…..
La sugerencia de que se creara un "Trabajador Primitivo" para que asumiera la carga del trabajo de los anunnaki se aceptó con rapidez. Hombre será su nombre dijeron.
Mami (Ninmah) la Madre de los Dioses, dijo que necesitaría la ayuda de su hermanastro Enki, "con el cual se halla la habilidad". En la Casa de Shimti, algo parecido a un hospital, los dioses esperaban. Enki ayudó a preparar la mezcla de la que la Diosa Madre procedería a forjar al "Hombre". Las diosas del nacimiento estaban presentes. La Diosa Madre siguió trabajando mientras se recitaban ensalmos incesantemente.
Al final, gritó triunfante:
¡He creado!
¡Mis manos lo han hecho!
Ella "convocó a los anunnaki, a los Grandes Dioses... abrió su boca, se dirigió a los Grandes Dioses":
Me mandasteis una tarea
La he terminado...
Os he quitado el duro trabajo
he impuesto vuestra labor a El Trabajador, 'Hombre'.
Levantasteis un grito por un Trabajador:
He soltado el yugo,
os he dado la libertad.
Los Anunnaki recibieron esta noticia con gran entusiasmo. "Ellos corrieron y le besaron los pies". A partir de entonces sería el Trabajador primitivo "el Hombre" el que llevaría el yugo".
Los Anunnaki/Nefilim, después de llegar a la Tierra y repartirse el motín establecieron sus colonias, crearon su propio estilo de esclavitud, no con esclavos importados de otro continente, sino con Trabajadores Primitivos formados por ellos mismos mediante Ingeniería Genética.
Definitivamente una cosa llevo a la otra, un motín de los dioses había llevado a la misma "Creación del Hombre".