Si Dios me ayuda, no he de temer. Pues estar con Dios, es seguir la ruta natural del alma, el camino trazado desde el nacimiento. Y no he de dudar de seguir la vía correcta porque si Dios me ayuda, no he de perderme. Y aún si tropezara, si mi caminar se viera impedido, he de estar seguro, que Dios está conmigo, que ha de ayudarme a levantar y seguir caminando mi destino.
¿cuál será mi destino? Si Dios me ayuda, no he de siquiera preguntarlo, porque con tal seguridad he de decir, que camino rumbo al reino. He de estar seguro, que mi único final y seguro destino, es Dios el cuál me ayuda. Y que todo lo demás, son solo medios para llegar a Él. El pasado es cosa perdonada, que me trajo aprendizajes, y he de estar seguro del Dios de misericordias. El futuro es cosa incierta, por la que no me he de preocupar, pues el Dios providencial, mi porvenir ha de cuidar.
Y nada me bastará, sino estar con Él. Entonces, toda la pena habrá valido, por con Él reinar, por en Él vivir. Con la matinal estrella en la noche caminaré, como el sol brillante, de día continuaré, y al postrero día, en sus brazos yo caeré. Como niño ante su padre, si Dios me ayuda, en su reino viviré.