ESTRATEGIA DEL GUERRERO DE ALLAH

 Antes de emprender una batalla, la cual depende de muchos factores, un Guerrero se pregunta a sí mismo: “¿Qué haría si tuviera que combatir con mi propio ser?, ¿he conseguido desarrollar en mi mismo la maestría y la destreza?”Y de esta manera aprende cuales son sus puntos débiles. Sabe que al menos aprendió algo de sus anteriores batallas. Pero al mismo tiempo las lecciones que aprendió le hicieron sufrir más de lo que debía.
       
    Cuando la hora del combate se aproxima, el Guerrero trata de estar listo para cualquier imprevisto que pudiera surgir. Siempre trata de golpear primero al enemigo y así imponerle su propio plan de batalla al enemigo. Cuando el enemigo es superior, tanto en fuerza como en medios, el Guerrero utiliza las tácticas de sus gloriosos antepasados: “las tácticas de la abeja”. Al igual que las abejas, los Guerreros rodean constantemente al enemigo inflingiendo débiles pero múltiples y repetidos golpes en cualquier punto posible. De esta forma el enemigo se desgasta y lo numérico pasa a ser cualitativo.

Te ordeno a ti y a tus hombres que tengáis más miedo ante vuestras faltas que al enemigo. Porque las faltas y transgresiones de los hombres que componen las tropas son mucho más dañinas que el propio enemigo. Los musulmanes vencerán gracias a las faltas y transgresiones del enemigo ante Allah. Si esto no fuese así, entonces sería imposible derrotarle, puesto que nuestro número es inferior al suyo y nuestras armas no son como las que ellos tienen. Si le igualáramos en faltas y transgresiones ante Allah, ellos nos vencerán. Pero nosotros venceremos gracias a nuestra dignidad, y no a nuestro poder. Sabed que los ángeles de Allah estarán siempre con vosotros en vuestro camino; ellos saben lo que estáis haciendo. Sentid vergüenza ante ellos. No cometáis errores mientras estéis en el camino de Allah. No digáis, ‘Nuestro enemigo es peor que nosotros, no nos vencerán’. A veces una nación gobierna a otra, siendo peor que ésta, tal y como les sucedió a los Hebreos cuando fueron gobernados por los paganos al provocar la ira de Allah. Pedid ayuda a Allah contra vuestros deseos de la misma manera en que Le pedís la victoria sobre vuestros enemigos. Tratad con amabilidad a los musulmanes en vuestras campañas. Dadles un día de descanso cada semana. Permaneced tan lejos como podías de las villas y pueblos donde se haya firmado un pacto y donde los Dimmíes (gente de otras creencias bajo gobierno musulmán y que mantiene un pacto con los musulmanes) viven. No dejéis a nadie allí excepto aquellos de mayor confianza, excepto la gente de más espiritualidad. Si queréis derrotar al enemigo, no permitáis ninguna injusticia hacia la gente con la que se firmó un tratado o pacto. Cuando entréis en la tierra del enemigo, enviad a hombres de reconocimiento para que os faciliten información. Mantened con vosotros a algunos de los hombres del lugar, a aquellos que os sean fieles y a aquellos en los que confiéis. Pues los mentirosos no son de utilidad, aunque a veces digan la verdad. Los mentirosos siempre te espiarán para perjudicarte y nunca en tu beneficio. Envía a menudo destacamentos avanzados. Elige a los más hábiles y a los de mayor experiencia para tales destacamentos. Dales los mejores caballos. A la hora de elegir no te dejes llevar por tus propias simpatías; no envíes destacamentos y grupos a los lugares de evidente peligro. Procura conocer el terreno y a la gente del lugar. Cuando veas al enemigo, reúne todas las tropas, destacamentos y grupos. Concentra todas tus fuerzas, no entres en combate hasta que sea necesario. Vigila cuidadosamente tu armamento, ten cuidado con los ataques nocturnos. Si un prisionero trata de escapar cortadle la cabeza, de esta manera atemorizarás a vuestros enemigos y a los enemigos de Allah. Allah os protege y a aquellos que están con vosotros. Allah es el Único que da la victoria sobre el enemigo y al Único a Quien debéis pedir ayuda.

3.000 musulmanes y 200.000 infieles:
“Juro por Allah, oh gente, que no estamos luchando con nuestro número o con nuestras fuerzas, sino que estamos luchando con nuestra fe. Así pues, seguid adelante por amor de aquello por lo que emprendisteis esta marcha. Allah os dará la victoria en una de la dos maneras posibles: bien la victoria en el campo de batalla o la muerte por vuestra fe.

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