Es fuego, oh Dios, que tu iglesia necesita,
Fuego que avive la iglesia ya marchita
Mándanos fuego, envíalo otra vez.
Fuego divino que despierte al dormido,
Fuego de gloria que hace renacer,
Lenguas de fuego que en gran recorrido
Encienda tu iglesia en llamas de poder.
Es fuego, Dios mío, lo que mi alma anhela,
Y cual fiel testigo tu nombre anunciar,
En tu altar me ofrezco en humilde entrega,
Y mi ofrenda con tu fuego hoy puedes aceptar.
Entradas
