La Serpiente: Hacia el conocimiento sobre otra dimensión.

 Hacia el conocimiento sobre otra dimensión. Ese instinto de muerte entendido como “instinto del más allá” no es en absoluto dañino, sino creativo y placentero. Lo demuestran las experiencias extremas cercanas a la muerte de los místicos, por ejemplo. O las de los chamanes, a quienes la inminencia de la muerte concede sabiduría. Esas vivencias, muchas veces inducidas mediante técnicas precisas como el ayuno, el uso de drogas o la música, producen placer. Más que porque simplemente puedan parangonarse con una experiencia sexual , porque aumentan el conocimiento sobre aquello que tanto nos inquieta. Pues aunque constituye una gran incógnita, todo hombre sabe que la muerte será inevitablemente.

En su forma de S (que, si se considera cerrada, es 8, y, acostada, igualmente serpentina, Infinito), la Serpiente incluye dos espacios, que rodea y trasciende. (El primer espacio es el mundo inferior, el segundo el mundo superior.) En otra figuración serpentina —la de la cobra en círculo, la boca mordiendo la cola— se reproduce, no la S, de la que es letra y señal, sino el círculo, símbolo de la tierra, o del mundo tal cual como lo conocemos. En la figura de la S la Serpiente se evade de las dos realidades y desaparece de los mundos y Universos.
La ilusión es la sustancia del mundo, según la Regla, tanto en el mundo superior como en el mundo inferior, en lo oculto como en lo patente. Así, cuando huimos del mundo inferior, ilusorio éste, para refugiarnos en el mundo superior, éste no es menos ilusorio; es ilusorio de otra manera. Sólo la Serpiente, rodeando los infinitos abiertos —o los círculos "incompletos"— de los dos mundos, de los cuales huye hacia la ilusión, conoce el principio de la verdad.

 Se trata de dar cuerpo a varios cuerpos, a partir de un cuerpo único, de dar voz a varias voces, a partir de una sola voz. La iniciación, única y siempre la misma, que encontramos en el pensamiento filosófico como una actividad literaria, es la del desdoblamiento que en la creación se verifica desde el primer ser, el Adán primordial de gnósticos, cabalistas, alquimistas —todos los que se dicen herederos de una tradición hermética. Desdoblamiento, multiplicación, que sólo después de asumidos y agotados permiten la unidad.

 



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