He salido a sacrificarme por Dios;
Me alegra arder, no hables del fuego.
Soy la señal de la mañana, ataco el corazón de las tinieblas;
Subo en brillo, no hablo de noches oscuras.
Hasta el final, libro la yihad con el enemigo.
Mi carne está siendo cortada y tú le estás echando sal.
Mi carne está siendo cocinada con los pinchos de la brutalidad.
¿Debería quejarme del carnicero o de ti?
No lo entiendo, ¿debería quejarme del mundo o de mí mismo?
Me he vuelto loco por el amor verdadero
y me he convertido en compasión quemada.
Me he convertido en humo
que desprende la preciosa vela del islam.